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La reconstrucción no ha llegado a la delegación Tláhuac donde a poco más de ocho meses del 19-s, la zona cero inició la etapa de demolición, a cargo de la Agencia de Gestión Urbana del gobierno capitalino. No sorprende, entonces, toparse en las calles de la colonia del Mar con la demolición total o parcial de viviendas afectadas, principalmente en la calle Pingüino y Aleta.
“Unos dicen que la grieta empezó cuando nos pusieron el drenaje profundo; otros que es una falla geológica. De todos modos, si los estudios dicen que ya no podemos construir aquí habrá que ver qué hacemos. La dueña de la casa es mi mamá. En esta colonia es común que en cada casa vivan varias familias, aquí éramos entre dos y siete. Le dije a ella: si nos reconstruyen, bien; si no, que nos re ubiquen”. Ella considera probable que el gobierno capitalino tenga más terrenos en la demarcación y supone que, de ser necesario, la reubiquen en alguno de ellos para quedarse en la CDMX.
Sin embargo, un recorrido por la periferia de la colonia indica lo contrario. Los grandes terrenos donde probablemente se pudiera construir pertenecen al Frente Popular Francisco Villa, donde ya funcionan algunas unidades habitacionales, además de otras que están en edificación. Los otros terrenos aledaños que aparentemente están libres integran la reserva ecológica de Xochimilco.
Johana vive con incertidumbre. Mientras las retroexcavadoras tiran las paredes de su casa, la imagen de un cristo la observa. Su familia lo pegó en la puerta; al lado está el código de barras que colocó el Fonden (Fondo de Desastres Naturales) cuando censó su vivienda que fue catalogada en color rojo por quedar en condiciones inhabitables. Pero Johana no es la única, pues la mayoría de viviendas en Pingüino están en similares condiciones por una razón que salta a la vista: una grieta recorre la banqueta y dañó un promedio de 12 viviendas ubicadas entre las calles de Aleta y Sirena. Literalmente esta grieta separó la banqueta de las casas y además, la hundió casi medio metro. Por eso es común ver decenas de polines apuntalando las fachadas de las casas.
“El Fonden sólo nos entregó tarjetas por 120 mil pesos; 90 mil son para material que no he comprado porque no tengo donde guardarlo, y 30 mil son para mano de obra de albañiles; de ésta sólo nos depositaron 25 mil. Suponiendo que hubieran depositado completo el dinero, no alcanzaría para reconstruir una casa. Así que no me queda de otra más que esperar y continuar rentando, porque aquí también seguimos esperando que se reactive el apoyo mensual de renta que Mancera canceló en enero. Hace unos días, el nuevo jefe de gobierno, Juan Ramón Amieva, reactivó el apoyo.
Alma Rosa Mercado vive una calle atrás, en Aleta 176 esquina con Gitana. Tras el sismo el patio de su casa se hundió medio metro; y ocho meses después, los albañiles que trabajan en su domicilio reparando los daños, estiman que el hundimiento fue en realidad de 80 centímetros.
“En mi caso el Fonden fue puro cuento, dejaron su pegote en la puerta pero el dinero no lo depositaron completo. Del depósito de 90 mil para compra de material, sólo pagaron 60 mil, y del de 30 mil para pago de albañiles, sólo 20 mil. La delegación nos dio cuatro meses después, un material de risa: cuatro varillas, dos tablas, dos polines, tres metros de arena, 330 tabicones, y algunos bultos de mortero”, enlista.
Como era imposible rellenar un hundimiento de 80 centímetros en el patio, los albañiles recomendaron a Alma Rosa y su familia dejarlo así, reforzar el piso como si fuera el colado de la loza y sobre éste colocar escalones para facilitar el ascenso a la entrada de la casa. También arreglaron algunas grietas en las paredes, y edificaron varias columnas en el exterior de la casa a fin de brindarle un soporte a la estructura, en caso de que ocurra un nuevo sismo.
“Llevamos invertidos 140 mil pesos entre material y mano de obra porque, como puede ver, tengo una grieta en la entrada de la casa”, precisa. Es cierto, aquí la banqueta se encuentra en condiciones similares a la calle Pingüino, pero esto no es nuevo, desde el año 2000 Alma Rosa reportó su aparición a las autoridades delegacionales cuando instalaron el drenaje profundo en la colonia. En un folder ella guarda los oficios enviados a los delegados que pasaron por ahí, desde Francisco Martínez hasta Rigoberto Salgado. En total, seis.
“El último oficio fue el 7 de septiembre con el primer temblor. En la mañana fui a ver a Rigoberto, vino con su gente tres horas después, ordenó taparla y en la noche tembló. A los cuatro días asfaltaron la grieta, pero sólo en el tramo de afuera de la casa. El 19 vino el segundo temblor y fue cuando tuve más daños; tuvieron que apuntalar la casa con 80 polines. Por eso empezamos a reparar solos porque no pasa nada; y como verá, aquí apenas comenzaron las demoliciones. Por seguridad los albañiles excavaron dos metros abajo del suelo de mi patio para ver si la grieta atravesaba la casa por debajo, pero no. Sólo pasa por fuera, por la banqueta”.
Cuando el Fonden censó la vivienda entregó la tarjeta bancaria para reconstrucción; pero en lugar de recibir 120 mil pesos que se entregaban por pérdida total, María sólo recibió 15 mil. “Cuando reclamé el Fonden dijo que tenía catalogada la casa como daño parcial, argumentó que el censo entregado por la delegación así lo marcó. Fui entonces con Protección Civil y Participación Ciudadana en la delegación y el tipo que me atendió dijo: ‘Uy señito, yo creo que el Fonden le está cobrando la demolición, por eso sólo le dio 15 mil. De todos modos, 120 mil no le iban a servir para nada’. ¿Y 15 mil sí me van a servir? Le dije”.
EL UNIVERSAL corroboró esta situación cuando visitó la casa de María. En efecto, es un predio de 200 metros cuadrados, limpio tras su demolición. Con los 15 mil pesos que recibió, alcanzó para comprar láminas usadas en un tianguis de Iztapalapa; con esto levantó un cuarto de cinco metros por cuatro, donde acomodó muebles y pertenencias rescatados, además de una pequeña cocina y un catre. En este pequeño espacio vive ella, su hermana, un bebé y un perro. “Los demás están rentando. El catre nos lo turnamos por noche y cuando no, toca dormir en el suelo. Hasta ahorita no sabemos nada porque se supone que de los estudios de suelo depende si nos reubican o no. No hemos llegado aún a ese momento, pero no quiero ni pensarlo”.
Breve historia de la colonia del Mar
*Primeros asentamientos. En 1987 se consolidó como concentración de equipamiento de nivel primario para integrarse como zona de uso mixto.
*Autosuficientes. Los habitantes construyeron la mayor parte de sus casas.
*Crecimiento. En 1997 el DOF informó que la densidad promedio era 90 habitantes por hectárea, en lugar de 128 como en el resto del Distrito Federal.
*El auge. En 1997, la colonia contaba con 18 mil 176 mil habitantes.
*Comienzan los problemas. El servicio de agua tenía muy baja presión. En 2000 se comenzó la instalación del drenaje.
*Detectan riesgo. Desde 1997 en el programa delegacional de Tláhuac, la colonia del Mar ya estaba señalada como vivienda con riesgo geológico.
*Recuento de daños. Después del censo de Protección civil en 5 mil viviendas de la demarcación, 872 son habitables, 3 mil son de mediano riesgo y mil 200 son inhabitables.