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El robar a sucursales de la tienda Sanborns resulta un negocio redituable para los grupos delincuenciales, cada golpe en promedio deja ganancias de, por lo menos, 500 mil pesos que son repartidos entre tres o cuatro personas que participan en cada uno de los atracos.
Los productos que se prefieren “llevarse” están perfectamente identificados; como consolas de videojuegos, teléfonos celulares de alta gama, relojes, tabletas electrónicas, en ocasiones hasta artículos de joyería y variedad de relojes.
Estos artículos son fáciles de comercializar, en el mercado negro, y se venden prácticamente de inmediato a través de diferentes páginas de internet o en los locales comerciales que están ubicados en las inmediaciones del Eje Central.
El círculo vicioso funciona a la perfección, al ser vendido a mitad de su precio original, el producto permanece pocas horas en las calles y es difícil de detectar para las autoridades.
Por este motivo, durante 2017 se denunciaron 12 robos en distintas tiendas departamentales, en promedio se registró un atraco cada mes, en los cuales sólo se logró la detención de siete personas, tres de ellas menores de edad; aunque ya fueron sentenciados, en estos últimos el castigo fue menor, al ser primodelincuentes recibieron los beneficios de la nueva reforma penal.
En base a las investigaciones y a las detenciones que ha realizado la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ CDMX), se ha descartado que los robos sean organizados o que una sola banda delictiva sea la encargada de efectuar todos los atracos
Las autoridades aseguran que los autores de los golpes son “delincuentes ocasionales” que conocen a los locatarios que están instalados sobre el Eje Central, los cuales de inmediato reciben el producto que de antemano saben que es robado.
Los agentes de investigación lograron establecer también que las sucursales preferidas de los delincuentes son aquellas que están cerca de avenidas principales o vías rápidas, las cuales facilitan su escape en motocicleta o en automóvil, tal como lo hicieron en el robo perpetrado al Sanborns de San Jerónimo, de donde se robaron consolas de juego y teléfonos celulares de alta gama.
Carencias en seguridad permiten más robos. Al respecto, tanto la Secretaría de Seguridad Pública como la PGJ, mantienen diálogo constante y comparten información con los responsables de las tiendas afectadas, que de manera inmediata proporcionan imágenes del momento del atraco, incluso de días antes cuando los delincuentes llegan a “sondear” el lugar, para saber los productos que se pueden robar. Sobre todo, saber qué productos están más cerca de la puerta.
En este sentido, las autoridades exigen a estas tiendas departamentales que mejoren sus sistemas privados de seguridad, aunque la mayoría cuenta con vigilantes, éstos no actúan durante el robo, ni alertan en tiempo y forma a las autoridades.
Además, algunas de estas tiendas no tienen detectores de metales ni seguridad extra para sus clientes, por lo que los delincuentes aprovechan para ingresar fácilmente con armas de fuego, navajas y mazos, los cuales usan para romper las vitrinas de los anaqueles y llevarse la mercancía.
Durante la madrugada del lunes se registró otro atraco a este tipo de comercios. Según refiere la Secretaría de Seguridad, el robo fue observado por uno de los empleados de seguridad; sin embargo, no actuó para impedir el asalto, se escondió detrás de un estante y sólo observo como actuaban los delincuentes.