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En la familia de José Paoletti Lemus hay 24 sordos y él es uno de ellos, toda su vida ha tenido conocimiento del lenguaje de señas, pero las oportunidades para avanzar en su educación se han visto frustradas por falta de especialización e intérpretes en las instituciones.

“Desde pequeño yo aprendí la lengua de señas, a los seis años cuando entré a la escuela, yo tenía una lengua muy bien desarrollada, después en la secundaria la terminé, pero no había preparatoria, entonces entré a un trabajo temporal y de ahí comencé a laborar, no terminé mi preparatoria”, expresó José a través de lenguaje de señas que tradujo su profesor Elihú Zárate.

Actualmente trabaja para el gobierno en una área de administración, sobre todo en papelería y ahora encontró la oportunidad para concluir sus estudios de educación media superior con la posibilidad de concluir una carrera.

Señaló que actualmente hay mejores oportunidades para las personas sordas, pues antes les querían enseñar con el método oral, los querían forzar a que hablaran y que no utilizaran la lengua de señas, pero eso no les ayudaba a entender.

“Realmente nosotros con la oralización no podíamos entender ningún concepto, ahorita en las clases de preparatoria donde tenemos a Elihú y a Alexis como intérpretes, realmente para mí es como si le dieran color a mi vida, no me tengo que esforzar tanto para entender la información, entonces es mejor. Yo quiero terminar mi carrera, creo que lo puedo hacer, obviamente con un intérprete, solo no podría y me gustaría sicología”, dijo José.

Recordó que su vida no fue difícil gracias a que sus padres y algunos familiares también eran sordos, por lo que la comunicación era sencilla, aunque también tuvieron que adecuarse, pues al no escuchar, no se percataban que hacían ruidos que molestaban a los demás.

“Desde que nací podía comunicarme con mis papás y mi familia, todos nos comunicábamos con lengua de señas, pero a veces había problemas con los vecinos porque hacíamos mucho ruido y no nos dábamos cuenta; gracias al hermano de mi papá nos ayudó a ser un poco más educados con la demás gente”, comentó.

Aunque vivir en conjunto esta situación ha sido más fácil de sobrellevar para José, también se ha enfrentado a la discriminación, pues la gente no tiene la información sobre la sordera y al verlos hacer señas, la mayoría se burla. “La verdad es que sí, en ocasiones los vecinos se burlaban de mí, o nos decían la familia de los mudos, pero es por falta de información”, concluyó José.

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