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Los beneficios que otorga la nueva reforma penal con los llamados “primodelincuentes” y a los menores de edad, ha provocado un incremento del uso de niños o jóvenes de hasta los 17 años de edad para delinquir. Ahora, los encargados de la distribución de drogas, quienes roban a mano armada a transeúntes, en el transporte público son menores de edad.
Los demás casos ni siquiera llegaron a juicio debido a que los delitos por los que fueron detenidos no son considerados graves o el asunto se resolvió con la reparación del daño. Sin embargo, debido a este beneficio, los mismos menores de edad son quienes reinciden principalmente en el delito de robo, detonando el incremento de la incidencia delictiva en la capital del país.
“Las modificaciones deben ser estructurales donde se contemplen castigos también para los adultos, ya sea a los padres omisos y para todos aquellas que abusan de los menores, que los engañan o los inducen a la delincuencia porque ya quedó claro que actúan con dolo, alevosía y ventaja en contra de los menores, por eso los mandan”.
“Las historias están ahí en la calle donde lamentablemente todos vuelven y el problema crece, porque tampoco hay una verdadera reinserción, ni un cuidado de los padres o sus familias después, entonces se vuelve un círculo vicioso del que ya no salen, caen una vez al tutelar y al no tener donde más refugiarse, creen que ahí están bien y no es así”, comenta Rosana Raygadas criminología y socióloga de la UAM quien ha trabajado con estos jóvenes en conflicto con la autoridad.