La gente desbordó las calles del sin preocupación a contagiarse de Covid-19, usando el cubrebocas debajo de la barba, colgado de una oreja, o sin siquiera portarlo.

Las medidas de sanidad fueron poco empleadas en algunos negocios establecidos, los cuales permitieron el lleno total.

Esta problemática se observó en República de El Salvador, en donde los clientes se formaron sobre la acera para esperar a que se desalojara un negocio. Las filas de clientes y ambulantes generaban una gran concentración sobre las banquetas, e inclusive, en la vialidad, con los diableros deteniendo el flujo de vehículos.

Después de tres meses de espera, hasta los músicos urbanos instalaron sus instrumentos y hacían pruebas de sonido frente al Palacio de Minería. Las calles lucían caóticas y repletas de gente.

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En las tiendas de música la situación fue otra, pues algunos decidieron no subir las cortinas metálicas y un trabajador atendía desde la puerta.

Sin la sana distancia, las personas se formaban en las esquinas para entrar a los bancos, para comer tacos de canasta o para ingresar a algún negocio establecido de las calles Mesones, Correo Mayor o República de Honduras.

En estas zonas también el ambulantaje retó no sólo a la pandemia, sino al Gobierno capitalino, instalándose sin seguir ninguna normativa. Se concentraban sobre las banquetas con puestos sobre ruedas, con redes metálicas para exhibir su mercancía o en bolsas sobre el suelo.

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El halconeo estaba en cada esquina: Pino Suárez, Uruguay, Eje Central, Correo Mayor, Honduras, hasta en Tacuba, para avisar sobre el arribo de policías capitalinos o de la Secretaría de Gobierno.

“Cámara, cámara, ahí te van, pónganse trucha”, se escuchaba salir del radio que portaba una señora que en cuclillas hacia ‘gorditas’ de masa dulce sobre el suelo.

También usaban claves para comunicarse. Sobre la calle República de Uruguay la situación no cambió, de hecho en este punto los comerciantes ambulantes seguían a las personas para ofrecerle los distintos productos que vendían.

“¿Quieres entrar a la plaza? Caretas de a 25 [pesos]”, soltaba una chica a los transeúntes.

Ayer las calles del primer cuadro de la Ciudad de México fueron caóticas, sin respetar las normas sanitarias que pidieron las autoridades locales.

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