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Seis minutos con 19 segundos, en los que se cuestionó la aprobación de un dictamen para avalar remanentes federales a la planta de termovalorización fueron suficientes para que el recinto de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México se convirtiera en un campo de batalla en el que las y los asambleístas del PRD y Morena simple y sencillamente se olvidaron de su investidura legislativa.
Y fue justo ahí, en Donceles y Allende, donde se aprueban leyes sobre el respeto a la dignidad y otras situaciones, que la violencia verbal y física se hizo presente.
Todo se salió de control; una vez más la Ley Orgánica ni siquiera fue respetada. Los legisladores perredistas Raúl Flores e Iván Texta se acercaron a la curul del líder de la bancada de Morena, César Cravioto, para demostrarle que en ningún momento se había solicitado la moción suspensiva. También hubo arrebato del micrófono de la curul de Cravioto.
Morales exigía respeto y orden a la Mesa Directiva; sin embargo, nadie le hizo caso. El dictamen fue aprobado con 34 votos a favor; fue entonces cuando todo se descuadró.
Por primera vez en esta Legislatura, Morena se armó de valor y tomó la tribuna. La bancada ya tenía lista una serie de pancartas y mantas en contra de la corrupción que, aseguran, prevalece en la actual administración.
Los ánimos subieron de tono, la perredista Francis Pirín perdió los estribos, se hizo de palabras y rompió las mantas que traían los asambleístas de Morena. Lo que se leía era “Mancera, nos quieres poner tus negocios de 100 mil millones de pesos por 30 años y la ciudadanía no te importa”.
La escena vivida la tarde de ayer fue lamentable, en redes sociales circularon de inmediato las huellas que dejó esta gresca: rasguños en el brazo de la morenista Citlali Hernández.
Todos estaban hechos unos energúmenos, sólo los legisladores del PAN, del PRI y Verde Ecologista contemplaban desde su curul el espectáculo. No se metieron.
“Son chicanadas, es una ilegalidad, qué vergüenza de representantes”, gritaba José Alfonso Real, ante la mirada de sus otros tres compañeros de bancada, Juan Jesús Briones, Néstor Núñez y Darío Carrasco, quienes prefirieron no subir a tribuna, quizá porque están más allegados al jefe delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal Ávila.
De inmediato, la presidenta de la Mesa Directiva optó por cancelar la sesión, aunque en la orden del día aún faltaba la comparecencia del consejero Jurídico y de Servicios Legales, Manuel Granados.
Se decretó un receso y se ordenó a la vicepresidenta de la Mesa, Rebeca Peralta, tomar el control.
Logró, con la aprobación de 34 votos a favor, la destitución de Flor Ivone. La oposición calificó este hecho de ilegal porque trasgrede el artículo 40 de la Ley Orgánica. Entre gritos de: “¡Mercenario!” Fernando Zárate, del Partido Verde, fue designado como el nuevo presidente que habrá de continuar los trabajos legislativos.
En su papel de presidente y debido a que Granados entregó con 72 horas de anticipación su informe, Zárate cumplió su comparecencia.