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Laura De Lira, paramédico con cinco años de experiencia, recibió un aviso vía radio para que ella y su compañero se dirigieran a atender una emergencia a la Escuela España, a unas calles de la estación del Metro Pino Suárez en la colonia Centro. Ella no lo sabía, pero la afectada era su hija de 8 años. La pequeña sabía que su madre era paramédica y que a veces llegaba en una ambulancia, pero ese día Laura llegó en menos de 10 minutos con su casco y uniforme azul, a bordo de una bicicleta verde.
Laura usó su kit de primeros auxilios y revisó a su hija, quien minutos antes se había caído. Después de tranquilizarla y controlar la situación, los directivos de la escuela quisieron llamar a los padres de la pequeña. Fue en ese momento cuando Laura les dijo que ella era su madre.
“El servicio es más rápido en bicicleta que en ambulancia”, dice la paramédico. La colonia Centro, donde se ubica la escuela de su pequeña hija, es llamada el “corazón de la Ciudad de México”. Tiene en sus calles más de 700 edificios valiosos, 67 monumentos y alrededor de la plancha del Zócalo se localizan edificios gubernamentales, no sólo a nivel local sino federal. Es por todo esto que día a día atrae a miles de turistas, visitantes y es un punto de arribo para los trabajadores que de vez en cuando sufren emergencias médicas y llaman al 911.
Al ser una colonia con alto turismo, comercio y viviendas, las vialidades del Centro permanecen saturadas por vehículos y transeúntes. Por eso, ni las motocicletas que acudían a atender las emergencias médicas en 2011 funcionaron para llegar más rápido que las propias ambulancias.
En 2013, el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) inició una estrategia para que los equipos médicos llegaran en menor tiempo a atender las llamadas de auxilio y así evitar el tránsito cargado. Y así se creó Bicierum, el programa en el que los paramédicos dejan las ambulancias y abordan las bicicletas. Primero, BiciERUM se aplicó a los paseos ciclistas de fines de semana sobre avenida Reforma y después se trasladó los siete días de la semana a la colonia Centro.
En las instalaciones del ERUM, ubicadas en Chimalpopoca, hay 30 bicicletas que fueron donadas por dos dependencias, la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX y la de Ecología. La plantilla laboral del ERUM asciende a 430 trabajadores, que son divididos en distintas áreas, operativas y administrativas.
En total hay cinco turnos para esta dependencia; sin embargo, para los paramédicos que circulan en bici sólo hay dos. El primero empieza a las siete de la mañana y el último acaba a las ocho de la noche.
“La bici es amigable con la ecología, nos ayuda a mantener a nuestro personal en buenas condiciones y nos da la bondad de tener movilidad al paramédico”, explica Guido Sánchez Coello, director del ERUM, para EL UNIVERSAL.
De 2013 a enero de 2017, BiciERUM atendió 4 mil 582 emergencias, es decir, controló al paciente sin necesidad de llamar a una ambulancia. “Los paramédicos en bicicleta se convierten en un primer respondiente médico, que son capaces de atender cualquier tipo de emergencia que se les reporte.
“Ellos llegan por la versatilidad de la bici en un tiempo menor a 10 minutos. Empiezan a atender por enfermedades, accidentes y partos”, explica Sánchez Coello.
Este año, hasta el mes de octubre, la cifra de atención prehospitalaria creció. De acuerdo con el quinto informe de la SSPCDMX, se realizaron 2 mil 664 atenciones por los paramédicos de BiciERUM. Los primeros respondientes son, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana, personas capacitadas para dar los primeros auxilios y así limitar las complicaciones de algún enfermo o accidentado.
Ese martes, a las 11 de la mañana, Laura y su compañera Paloma circularon por Isabel la Católica y después maniobraron hasta el Zócalo capitalino, bajo los rayos del sol matutinos. A ellas no siempre les toca hacer guardia juntas, puesto que en un rol que elabora el ERUM se designa quiénes son los paramédicos que tal o cual día circularán en bici, en ambulancia o en motocicleta.
Los paramédicos que abordan los vehículos de dos ruedas se organizan en células. Cada una está conformada por dos socorristas que andan en bicicletas, con radio y un botiquín. En esta pequeña maleta oscura traen instrumentos para contener hemorragias, tomar pulso, medir la presión; hacer curaciones con gasas, jeringas y guantes.
El material médico e instrumentación es suministrado a diario en las instalaciones del ERUM, donde también se hace un mantenimiento frecuente de las bicicletas por un equipo especializado. En los últimos meses la dependencia recibió más de estos vehículos por la intensidad y frecuencia con la que se utilizan en las calles de la capital.
Las cifras proporcionadas por el ERUM revelan que, en 76% de los casos, las células resuelven las emergencias en sitio.
Es decir, siete de cada 10 casos se atienden por los paramédicos en bici o en motocicleta sin necesidad de ambulancia. Sólo es en aquellos accidentes de gravedad o enfermedades que los socorristas avisan vía radio sobre la urgente presencia que se requiere una unidad móvil, lo que es un ahorro no sólo de combustible, también el despliegue de las 22 ambulancias que tiene el ERUM se planea eficazmente. “De esa manera no saturamos las salas de emergencia, damos recomendaciones médicas, canalizamos a consultas médicas. Muchas veces las emergencias son por caídas, o emergencias menores”, reitera el director de la dependencia.
Paloma, enfermera de profesión, goza de andar en bici. Ella y Laura a veces se turnan para comer algún snack o acudir al baño, al final, son ocho horas en las que deben hacer guardia sobre la calle. En los tres años que lleva como una de las integrantes de este programa ecológico, no se han suscitado accidentes de tránsito provocados por conductores que tengan consecuencias fatales; sin embargo, sí se han presentado leves accidentes o problemáticas con los automovilistas que no respetan la integridad de los ciclistas y su falta de cultura cívica. Pero, se reconoce en las calles del Centro que los ciclistas con casco azul y bicicleta verde son paramédicos.