david.fuentes@eluniversal.com.mx
Vecinos del domicilio donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Anayetzin el domingo pasado se dijeron sorprendidos por el asesinato. En anonimato, revelaron que el presunto culpable, Omar Arreola, tenía apenas tres meses de haber llegado a vivir ahí, su padre era el encargado de mantenimiento del edificio, y al estar deshabitado le dio asilo.
En ese poco tiempo que convivieron con él lo calificaron como un joven extrovertido, bien portado, amable y educado, por lo que en un principio no daban crédito a la noticia. De Anayetzin dijeron que era introvertida, por lo que casi no tuvieron relación con ella, al menos una o dos veces por semana visitaba a quien fuera su pareja sentimental.
Los habitantes de la colonia Lindavista sospecharon que algo ocurrió en ese lugar, pues el viernes observaron cómo familiares de Anayetzin entraron a ese domicilio. En su desesperación al no saber del paradero de la joven gritaban que los dejaran pasar y revisar que el novio no la tuviera escondida o amenazada.
El administrador del inmueble les comentó que no había nadie. Confirmó que había visto entrar a Omar y a ella, pero les perdió la pista; para evitar problemas les abrió el domicilio; entraron, revisaron las habitaciones, los baños y el patio sin tener resultados positivos.
Dos días después, policías de Investigación y peritos de la procuraduría capitalina ingresaron al mismo domicilio, revisaron bien y la encontraron en un clóset.
Ahora, el papá de Omar y el sospechoso están prófugos de la justicia, la autoridad los requiere para que rindan su declaración sobre lo sucedido el día de los hechos.
“Todos estamos conmocionados. Hablamos entre nosotros y no entendemos cómo la mató, porque nadie escuchó nada, ni un grito pidiendo ayuda. Si la hubiéramos escuchado la ayudábamos. Se siente impotencia de que paso en nuestra narices y nadie hizo algo para evitarlo”, comentó una vecina de la calle Riobamba, en Lindavista, donde se perpetró el feminicidio.