Melissa, Esther y Juan Pablo no perdieron ningún ser querido o un bien material en el sismo que sacudió la ciudad de México el pasado 19 de septiembre; sin embargo, esto les provocó estrés postraumático que superaron gracias a que asistieron a psicoterapias.
Estas tres personas no se conocían entre sí pero en los días posteriores al temblor no podían conciliar el sueño, tenían temor de salir a la calle, ansiedad y estrés. De acuerdo con expertos, el tiempo estimado para poder superar el estrés postraumático es de cuatro a seis semanas.
Todos los viernes, como una cita entre amigos se reunían cerca del centro de Coyoacán para platicar y externar sus emociones bajo la guía de tres profesionales, quienes decidieron sumarse a la tarea de apoyo a través de otorgar sesiones sicoterapéuticas gratuitas para superar el trastorno.
Daniel y Eliud Miranda además de Adrián Ambriz indicaron que su objetivo fue hacer lo mismo que los rescatitas voluntarios en las zonas críticas. “Allá afuera las personas se unieron al hacer una fila y pasarse los escombros, en este grupo la idea fue irnos pasando los escombros emocionales y ayudarnos unos a otros”, comenta Eliud.
El sismo desde el WT
Esther Moreno es maestra de bachillerato y primaria y se encontraba en la calle cuando todo sucedió. “Después del antecedente de 1985 no sabes lo que pueda pasar, no supe qué hacer, si bajarme del coche o no, pero de repente vi cómo se movían los cables y me quedé, me comencé a poner muy nerviosa”.
Los días posteriores, decidió no salir de su casa. “La primera semana fue de mucho miedo, hizo que me sintiera encapsulada, en una negación, no quería salir de la casa, me daba miedo volver a sentir esa sensación de cómo se mueven los cables, los árboles, los edificios. Pero la terapia me ha funcionado gracias a Dios, ya estoy retomando mi vida”.
Está consciente de que puede volver a temblar en cualquier momento y que existe la posibilidad de que sea a la hora de clase. “El miedo me lo guardaría porque tengo que responder por mis niños, para mí vienen a primer plano, sé que ellos, a partir de esto, han aprendido que pueden suceder cosas difíciles, confío en que van a cooperar y así poder actuar rápido y sacarlos del salón. El deber que siento me fortalece cuando estoy frente al grupo”, comenta.
Melissa, su hija, también asistió a terapia. Tiene 28 años y es ingeniera en alimentos. Cuenta que el 19 de septiembre se encontraba en su casa, tomó a su perro y se dirigió a la puerta, “sentí miedo porque donde vivo es una zona de piedra volcánica y generalmente los temblores no se sienten. Recuerdo en cámara lenta estar saliendo y escuchar cómo tronaban los edificios”.
Por su parte, Juan Pablo González es diseñador y trabaja en el piso 40 del WTC, en la colonia Napoles, señala que a la hora del sismo su primer instinto “fue meterme debajo del escritorio, fue un experiencia totalmente nueva para mí. Desde la ventana se veían las nubes de polvo de las construcciones que se habían derrumbado, ahí supe que había mucha desgracia por venir”.
Han pasado dos meses del sismo y el regreso a la normalidad ha sido paulatino luego de cinco sesiones de trabajo grupal de dos horas cada una. Estuvieron divididas en reconocer emociones y pensamientos asociados al sismo; identificar las herramientas que tienen para afrontar el hecho; jerarquización de las necesidades y encontrar posibles alternativas; re tomar la rutina y recuperar la confianza y por último el aprendizaje personal.
Es grupo surgió como una forma de apoyar a las personas que sufrieron un daño emocional. Melissa, Esther y Juan Pablo llegaron por recomendación de pacientes que asistían ya a terapias.
Daniel Miranda, uno de los terapeutas, comenta que “nadie estaba preparado en el mecanismo normal de la consulta, comenzamos ver que la demanda crecía, había gente que estaba sufriendo, algunos estaban preocupados, con pánico. Nos tomó por sorpresa porque no existían grupos que se especializan en atender este tipo de crisis, pero fuimos a cursos para capacitarnos y así brindar la asistencia”.
Mientras Adrián señala que “lo que se vio en la primera sesión fue miedo, angustia, preocupaciones de que volviera a temblar y en la última sesión lo que vimos fue el regreso a la normalidad donde se comienza a ver este enojo social por el actuar de las autoridades”.
Los especialistas indican que luego de este proceso no se estaría lejos de hablar de una generación de terapeutas que estén más conscientes y preparados “pues estamos acostumbrados a proceso largos con los pacientes de meses, ahora nos damos cuenta que es necesario pensar en acortar tiempos”.
De vuelta
Melissa cuenta que antes de ir a la cama deja todo listo. “Anteriormente dejaba mis cosas botadas y no me importaba, ahora dejo la ventana abierta para escuchar la alerta sísmica, con los lentes y el celular cargado ya listos en mi bolsa de mano, los zapatos a un lado de la cama y me aseguro que la llaves estén pegadas en la puerta para no confiarme”.
Una forma en que Juan Pablo encontró tranquilidad fue buscar información sobre lo sismo y las construcciones. Además de inscribirse para ser brigadista de su oficina. “Diario pienso en que puede volver a pasar y es importante que esté informado, el sismo cambió mucho de la concepción de vida. Quiero volver a la normalidad pero no a la inercia, es decir, quiero cambiar mi cultura de la prevención y la normalidad poco a poco va a volver”.
Los tres coinciden en que es necesario que las autoridades realicen un trabajo profundo en las tareas de prevención de desastres. “Creo son ignorantes en este tipo de temas, no tiene los mecanismo para darle atención a la población antes, durante y después de un temblor”, opina Juan Pablo.
Esther recuerda que al igual que en 1985, las autoridades fueron rebasadas, “de nada sirvieron 30 años porque no hicieron gran cosa, no existen las medidas de seguridad. Es cierto que las pérdidas de personas fueron menores, pero los edificios siguen mal, ¿por qué edificios nuevos se cayeron?, si se supone que debían tener ciertas medidas, eso crea desconfianza y temor, no perdimos nada, pero se pierde esa confianza en las autoridades”.