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Una enfermera de 28 años llamada Karen fue asesinada en la colonia CTM Risco cuando iba a su trabajo.
Dos hombres se acercaron a ella para robarle el bolso y le dispararon a pocos metros de distancia. La gente que estaba cerca dice que ella se resistió al asalto, su cuerpo quedó tirado a un lado de varios autos estacionados. Su asesinato fue el 8 febrero en Gustavo A. Madero, una delegación con altos índices de robo.
En esta demarcación durante 2017 fueron presentadas 20 mil 285 denuncias ante el Ministerio Público, de acuerdo con datos de la Procuraduría General de Justicia local (PGJCDMX) que EL UNIVERSAL solicitó vía transparencia.
A no más de 20 minutos de donde asesinaron a Karen, está la colonia El Coyol en la que los vecinos han denunciado que son víctimas, a diario, de todo tipo de delitos: “Tenemos este tipo de incidencias diario, robo a casa habitación, de vehículos, de autopartes, de transeúntes, sobre todo para quitarles el celular. Aquí ya detectamos que hay una camioneta que diario, durante horas, hay hombres que se surten de drogas, y la seguridad en la Gustavo A. Madero es nula”, cuenta Brenda, vecina.
En El Coyol había, en años anteriores, cuatro módulos de vigilancia que eran usados por la policía capitalina, pero ahora son de la delegación. “Siempre hemos tenido problemas con el sector Pradera porque dicen que no tienen personal, entonces sólo designan una patrulla para todo el cuadrante… somos cuatro vecinos los que siempre que pasa algo salimos a defendernos, en vez de esperar a la policía”.
Sobre robo a transeúnte hubo mil 749 denuncias, mil 405 de esos hurtos fueron sin violencia, el resto, con armas.
Óscar, de 25 años, cuenta de un asalto que sufrió cerca del Metro 18 de Marzo de la línea 3: “subí a un microbús de los que van hacia Tenayo, Tlalnepantla. Íbamos a bordo unos seis u ocho pasajeros. Hasta adelante había una persona alta morena vestida de verde y con una gorra, pasé de largo por el pasillo y me fui a sentar hasta atrás. El microbús avanzó e hizo su recorrido y cuando íbamos del lado del deportivo por la iglesia de Juan Diego, la persona de verde se sentó junto a mi viéndome fijamente, en seguida le dijo algo a una pareja que iba enfrente y después sacó una punta afilada y la puso en mi pierna”.
“Me dijo 'afloja el celular, ya lo vi, no te hagas pendejo o te va a llevar la verga'. Le di el celular y se bajó y una calle adelante se bajó otro chavo de adelante que se me quedó viendo, yo no me fui, la pareja de adelante me preguntó si estaba bien, dije que sí y todos seguimos nuestro camino. La verdad lo dejé pasar, no denuncié”.
Otro delito del que son víctima frecuentemente los vecinos y trabajadores de la GAM es el robo a negocio; así lo demuestran las mil 912 denuncias interpuestas el año pasado; el mes en el que se abrieron más carpetas de investigación fue en Junio. En las calles 506 y 535 de noviembre un grupo de asaltantes entró a un OXXO, vació la caja y le robó el celular a un comprador; luego huyeron en un auto, pero calles adelante los policías los alcanzaron y detuvieron solo a una pareja. Llevaban mil 100 pesos y dos armas.
Durante este año, la PGJCDMX ha iniciado mil 783 indagatorias; 86.7% por delitos de alto impacto. El 20 de enero, Miguel Ángel Montiel, de 40 años, fue asesinado por dos hombres que se subieron a su microbús en Cuautepec, quienes le gritaron a los pasajeros: “¡Bájense! ¡o se los carga la chingada!”.
Miguel paró el vehículo de color verde y uno de los sujetos le disparó; sacó un líquido y lo roció por la unidad. Después le prendieron fuego. Las fotos del cuerpo calcinado de Miguel fueron publicadas en Facebook, así fue como su familia se enteró que lo habían matado. Su esposa Yaneli y sus hermanos fueron al lugar donde quedó el microbús y después les dieron sus restos.
Aunque semanas después la policía detuvo a dos hombres por el asesinato, la familia de Miguel Ángel denunció que no eran los responsables. Esta semana, los pasajeros de un camión del paradero Indios Verdes bajaron a golpes a un hombre que intentó asaltarlos con un arma de fuego. En un descuido del imputado, le quitaron el arma y le dieron tantos golpes en la cara que los ojos le quedaron hinchados en pocos minutos, luego lo tiraron en la acera, donde lo protegieron policías del sector para que las víctimas del robo no lo lincharan.