Nueve meses después del sismo que devastó el centro de México , familiares de las víctimas del Colegio Rébsamen , que al desplomarse mató a 19 niños y siete adultos, conversan con la AFP y recuerdan a los suyos.
En una sola voz, un matrimonio, un padre divorciado, una madre soltera y la hermana de una empleada, que iniciaron una demanda conjunta contra las autoridades, reclaman justicia a pocas semanas de las elecciones generales del 1 de julio.
Señalan principalmente a Claudia Sheinbaum , candidata a la gobernación de Ciudad de México por el partido Morena, que lidera el izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Parte del Rébsamen se desplomó, según peritajes, por la construcción encima de la escuela, con permisos irregulares, de un departamento de la propietaria, Mónica García Villegas, prófuga de la justicia.
En el sismo de 7.1 grados fueron al menos 47 edificios, según el Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México, los que se desplomaron por corrupción, al haber sido erigidos con materiales baratos y burlando normas de construcción.
Sheinbaum gobernaba la delegación Tlalpan, donde se localizaba el colegio privado y una de las entidades que otorga los permisos de construcción. La candidata, a la que la AFP solicitó entrevistas sin obtener respuesta, rechaza responsabilidad alguna en la tragedia.
¿Democracia?
Alejandro Jurado, auditor de 47 años, y Mireya Rodríguez, médico de 48, perdieron a su hija Paola, alumna modelo de siete años. Practicaba ballet, jazz, natación y taekwondo. Muestran nostálgicos las medallas que ganó y el cinturón negro otorgado de manera póstuma.
"Reconstruirnos sin ella como familia es muy difícil, es planear la vida nuevamente sin ella", relata Mireya al explicar que recién celebraron el décimo cumpleaños de su otro hijo y dedicó la torta a su hermana.
"Hasta ir al supermercado, el comprar cosas que le gustaban a ella, me sigue pesando", dice Alejandro con voz quebrada.
Con la mirada perdida, Mireya exige investigar a funcionarios que otorgaron permisos de construcción. "Sus omisiones mataron a nuestros niños", dice.
"Fueron asesinados por negligencia. Aunque Sheinbaum asuma como gobernadora, algún día tendrá que dar la cara ante un juez", añade su esposo.
"Si realmente hubiera democracia (en México), los funcionarios se hubieran bajado de su puesto o de una campaña política y hubieran dado la cara", reclama Alejandro.
Corrupción
A Oscar Vargas, de 50 años y quien trabaja en televisión, le cuesta levantar la mirada cuando recuerda a su "gran enano" Raúl Alexis. Tenía siete años. "No se vale que la corrupción haya terminado con la vida de mi hijo, con todos sus sueños, con los sueños de sus papás", lamenta.
Oscar lleva los zapatos deportivos favoritos de Raúl Alexis, una casaca de su equipo, el América. Con otra similar, obsequiada por el delantero Oribe Peralta, el pequeño fue incinerado.
"Le decía que siempre iba a cuidar de él, que siempre iba a estar al pendiente de él, pero pues ese día no se pudo. Ha sido todo un calvario, seguimos sin poder asimilar, aceptar, entender esto que pasó", añade.
Este padre se queda sin palabras cuando ve cómo Sheinbaum y otros funcionarios señalados en esta tragedia siguen adelante con su carrera política.
"Atreverse a buscar gobernar una ciudad cuando no pudo con una delegación. ¡No tiene nombre! Me arde el estómago por dentro de escucharla decir que va a acabar con la corrupción".
'Impunidad'
Miriam Rodríguez Guise, de 36 años, planeaba su vida en torno a su hijo José Eduardo, de siete. Era madre soltera y optó por poner un negocio en lugar de tener un empleo fijo para disponer de su tiempo.
"Para mí José Eduardo era todo, era una mamá 100%. Ya no vivo, sobrevivo con el dolor", explica. Muestra el álbum "Mi línea del tiempo" que formaba con su hijo. Hay fotos de su embarazo. La última es de José Eduardo, del 17 de septiembre.
"Al principio pensamos que había sido el terremoto lo que había causado el deceso (...) pero luego se empezaron a encontrar irregularidades" en la construcción, dice.
Miriam dice sentirse defraudada por las autoridades. "A Sheinbaum no la han llamado a comparecer, ni a ella ni a nadie de los demás funcionarios. Eso crea impunidad, nos da impotencia a nosotros como padres, pero por eso nuestra lucha".
Para qué...
María Elena González Pérez, de 50 años, es hermana de Gloria, quien era empleada de limpieza en el departamento de la propietaria.
"Ese día, para nosotros el cielo y la tierra se juntaron en un momento y no hallamos cómo salir. Y por si esto fuera poco, no hay justicia ", dice al borde del llanto. Se hace cargo del hijo de 18 años de su hermana.
"Él está en una etapa muy difícil y ahora le falta su madre. Está harto de ver todo esto, no quiere saber nada del proceso porque dice que no va a pasar nada, que no se va a hacer nada con los políticos, que para qué nos desgastamos", explica.
Pero María Elena no ceja. "Lo vale porque no queremos que vuelva a pasar más gente lo que estamos pasando, no preguntamos por qué sino para qué".