CDMX

“Necesitamos cambiar este país y detener el dolor”

Dice que dinero de recompensas debe ser para las víctimas; contribuyó con la detención de agresores en 25 casos

Frida Guerrera, activista y periodista. Foto/ JUAN BOITES. EL UNIVERSAL
16/12/2019 |00:50Rebeca Jiménez Jacinto |
Redacción El Universal
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“No quiero recompensas”, afirmó enfática Frida Guerrera, luego de que su trabajo ha contribuido con la detención de agresores sexuales, secuestradores y feminicidas en más de más de 30 investigaciones que, en su mayoría, estaban detenidas en el Estado de México.

El último de ellos fue la captura de Óscar, el presunto multifeminicida de Villas Santin de Toluca, quien ante Frida Guerrera reconoció haber cometido cuatro feminicidios y dos homicidios, entre ellos el de su padre y el del papá de una de sus víctimas. Durante dos semanas intensas la activista interactuó con él en redes sociales, hasta que investigadores de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, lograron su ubicación y detención en las inmediaciones del Metro Normal en la Ciudad de México.

Óscar es el “mal llamado monstruo de Toluca, porque la monstruosidad no es un hombre, es un sistema de impunidad, que quedó muy claro en este último caso donde hubo negligencia y omisiones graves” por parte de servidores públicos, aseveró Frida Guerra.

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Verónica Villalvazo, premio Nacional Carlos Montemayor, nació el 15 de mayo de 1970, en Guadalajara, Jalisco, registrada en el entonces Distrito Federal y “soy hija adoptiva de la ciudad de Oaxaca”, donde en 2006 se transformó en Frida Guerrera, por su admiración a la pintora mexicana Frida Kahlo y por su papel aguerrido en la cobertura periodística de la lucha magisterial de Oaxaca.

La autora del libro “#NiUnaMás”, charló con EL UNIVERSAL sobre su trabajo que le ha valido amenazas de muerte e insultos, pero al mismo tiempo el reconocimiento de familiares de jóvenes desaparecidas y asesinadas.

—¿Fuiste víctima de violencia?

Fui víctima de violencia de mi pareja, el sicólogo, durante siete años y medio; pero eso no es lo que me mueve, me mueve la necesidad de crear conciencia, de apoyar desde mi trinchera.

— ¿Qué estudiaste?

Estudié sicología en la UNAM, nunca me titulé, pero soy terapeuta. Ejerzo el periodismo desde 2006, como fotógrafa y columnista, mi primer Columna Rota fue en 2008 luego del asesinato de las dos locutoras triquis en San Juan Copala Oaxaca.

—¿Cuándo regresaste al Vallede México?

En 2016, cuando el tema de los feminicidios, especialmente el de niñas, marcaron mi activismo en busca de justicia, de encontrar a los agresores y definir incluso la identidad de las víctimas, que no existían para las autoridades.

El caso de Lupita, una niña de cuatro años de edad, cuyo cuerpo apareció en un basurero en Nezahualcóyotl, semidesnuda con unas “calcetitas rojas” que por mucho tiempo definieron su identidad no reconocida, fue un caso que “yo adopté como mi niña”, por la que luché para que no se fuera a la fosa común, darle un rostro no violentado y encontrar a sus agresores, que fueron su madre y su padrastro, una pareja de adictos que la mataron a golpes y la violentaron sexualmente, para luego tirarla en la calle.

—¿En cuántos casos de violencia de género has trabajado?

Este año, 2019, he ayudado a resolver 25 casos y siete antes, en los que se ha logrado la detención de feminicidas, violadores, violadoras y hasta de secuestradores”, afirmó mientras mostraba una relación caso por caso, con fechas, números de expedientes y órdenes de aprehensión, todos ellos del Estado de México.

El trabajo de Frida Guerrera va más allá del ejercicio periodístico, pues en cada caso, la activista no sólo entrevista a padres y madres de las víctimas, los escucha, les da terapia de contención, asesoría jurídica y acompañamiento en la búsqueda de sus seres queridos.

—¿Tienes salario de la Fiscalía?
No. Ni tampoco aceptaré las recompensas que han ofrecido, por aportar datos para la captura de feminicidas, porque ese dinero en todo caso debe ser destinado para la atención a víctimas. Tengo un apoyo que, por ser víctima, me da la Comisión de Atención a Víctimas federal, son insumos que llegan para pagar la luz, el teléfono y la gasolina”.

—¿Por qué lo haces?

Porque necesitamos cambiar este país, necesitamos de verdad detener el dolor.

“Mariana Joseline, salió a la tienda y fue encontrada en la carnicería donde su homicida desapareció en Ecatepec. Xóchitl fue asesinada en Ciudad Azteca”, los nombres pertenecen a una lista interminable de víctimas que la activista repite, como casos pendientes.

“Cuando les hablo a los padres y les aviso: ‘ya está detenido, va haber justicia’, ese es el fin, esa es mi paga”, asegura la activista.

—¿Cuántos casos te faltan?

Muchos, responde. Al tiempo que da cuenta de su trabajo “Voces de la ausencia”, que reúne a más de 100 familias, que buscan a sus hijas y castigo a sus agresores.

—¿Has sido amenazada, tu vida está en peligro?

He sido amenazada muchas veces, dice Frida, mientras revisa su celular en el que acababa de recibir insultos y amenazas de un seguidor de Óscar, el multihomicida de Toluca.

“Mi vida ha estado y sigue en peligro; sin embargo, sigo haciendo esto porque necesitamos cambiar, antes nos importábamos mucho, nos veíamos, ahora ya no. La sociedad no voltea a ver, no escucha el llanto de las víctimas. Ahora es más fácil tener perros, gatos, casarse con robots que abrazar a una víctima”, lamentó.

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