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El dirigente del PRI capitalino, Francisco Olvera, llama a democratizar al partido a nivel nacional y local para lograr que líderes ya no lleguen por coyuntura o nombramiento, sino por decisión y reconocimiento de la militancia.
En entrevista con EL UNIVERSAL, propone que para la renovación del PRI en la Ciudad de México se abra el método de consulta pública a militantes, ya que sólo así se podrá asegurar una presidencia sólida.
Descarta que Mikel Arriola Peñalosa, ex candidato del PRI a la jefatura de Gobierno, pueda encabezar el partido simple y sencillamente porque no es militante y ya no le da tiempo para cubrir los lineamientos.
Sin pena reconoce que está triste, que le dolió la derrota del 1 de julio pasado, porque siempre trabajó en campañas triunfadoras.
Pese a ello, el hidalguense no señala culpables ante los resultados desfavorables de la elección, donde sólo se conservó la delegación Cuajimalpa.
Juzga a bien la existencia de las corrientes o tribus en su partido, aunque aclara que no se debe de permitir el empoderamiento de ninguna.
Se trata, a su consideración, de entrar en un análisis de las conductas entre los liderazgos, pues no se puede olvidar que éstas causaron decepción en la sociedad.
“Hubo militantes que pensaron que ser gobernantes era ser casi semidioses y podían hacer lo que querían, eso es lo que ha castigado la sociedad de manera severa”, detalla.
¿Por qué despacha en una sede alterna y no en las instalaciones del PRI capitalino?
—No, sí despachamos en el PRI, lo que pasa es que como soy corredor público vengo de carrera a mi oficina, pero normalmente estoy allá. Hoy por eso estamos platicando aquí.
¿Qué la gente decida a quién quiere como cabeza en el PRI?
—Sí, hoy el padrón priísta registrado y acreditado es de 60 mil personas, estas son las que tienen que votar.
¿Abrirlo a consulta?
—Sí, sólo de los militantes del tricolor, es una alternativa. Sólo así podremos asegurar que sean dirigencias fuertes, sólidas, cuando se tenga una buena base que lo respalde.
Primero nos tenemos que poner de acuerdo con la dirigencia nacional en el método que establece el marco estatutario para seleccionar al nuevo comité, el cual deberá ser en septiembre próximo.
Puede haber planillas, porque se elige presidente y secretario general, hombre y mujer, indistintamente.
¿Propondría que hubiera lugar para no militantes?
—No, no es posible, los estatutos son determinantes de que tiene que haber un tiempo de militancia.
¿Han dañado las tribus en el partido, hay que eliminarlas? Lo pregunto por lo ocurrido en el PRD
—En un trabajo político, no se puede terminar con la existencia de grupos. Se arman equipos para poder desempeñar una responsabilidad, ya sea por designación o elección. Yo no vería eliminar los grupos, eso no se puede, lo que hay que regular son las conductas, el problema no son las personas ni los grupos sino que cuando nos empoderamos cometemos un error, nos apoderamos del poder y cuando creemos que es nuestro es cuando se cometen ligerezas, liviandades.
Hay que ser más severos, estrictos, en la manera de manejar las conductas, este debe ser uno de los objetivos principales para la renovación.
¿Qué papel jugó Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre en la elección? ¿En el último momento retiró su apoyo para bajar a Arriola?
—No creo que haya trabajado para bajar al candidato, yo nunca vi esa circunstancia. Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, como muchas de las expresiones políticas de la Ciudad, se sumaron, trabajaron y aportaron personas para integrar las diferentes estructuras. En todo momento hubo diálogo. No podría hablar de ningún grupo en lo particular que haya cometido algún desliz dentro del partido, no lo hubo. Fue la inercia nacional, fue algo que arrastró a todos.
¿Qué características tendría que tener el nuevo presidente del PRI para llevar al partido al éxito?
—Primero debe tener experiencia, yo me tardé dos meses en entenderle, aprendí en curso intensivo. No puede llegar nadie como yo, lo mío fue una coyuntura que se dio y funcionó en su momento, pero quien llegue ya debe conocer la Ciudad, el trabajo político, al priísmo de la capital del país. Quien venga a dirigir no puede ser improvisado y, además, deber ser un priísta aprobado.
¿Ya se terminó la mancha del PRI con liderazgos que en su momento fueron señalados, como Gutiérrez de la Torre?
—A Cuauhtémoc hay que valorarlo por su origen completo, humilde, que por lo mismo de joven no le daban oportunidad. Él en su vocación de liderazgo tuvo que armar un grupo, un equipo y pasó por la experiencia, el tamiz de tener que demandar que cada que renovaban una dirigencia se hicieran asambleas de verdad.
Tuvo que trabajar para ganar espacios en votaciones abiertas, sufrió y batalló para ascender en momentos difíciles. Es producto de la dureza, la complejidad y cuando muchos cuadros abandonan la Ciudad de México, cuando vienen las grandes derrotas y mucha gente deja de hacer labor por el partido, Cuauhtémoc y otros son los únicos que se quedan a dar la cara.
¿Entonces suma?
—Para el partido, como estamos ahorita, todos suman, todos son necesarios, por supuesto que todos tienen sus seguidores y me consta como ha ayudado personalmente a la gente, los candidatos que salieron de su grupo fueron ayudados por él. Es un político que trabaja de manera normal, común y corriente, es más un estigma que el cargo de que sea culpable de una actividad fuera de la ley.
Usted se va pero, ¿cómo están las finanzas del partido?
—Vivimos prácticamente de las prerrogativas, estamos saliendo de pagar una multa que nos aplicó el Instituto Nacional Electoral (INE), porque en una época se dejaron de pagar los impuestos. Prácticamente estamos terminando de saldar la multa y eso nos tiene ahogados económicamente. Apenas estamos saliendo con el tema de la nómina.
Hay reclamos de trabajadores que no han recibido su pago...
—No, hay reclamos de gente que no ha recibido dinero porque localizamos que no estaba laborando en ningún lado. Literalmente eran personas que no tenían una función específica y hemos estado revisando la nómina. Hasta ahorita no se debe nada por este concepto.
¿El PRI se queda en saldo rojo?
—Sí porque venimos arrastrando (ese pasivo] pero yo no generé ninguna deuda; al contrario, poquito a poquito he ido reduciendo la nómina, no hemos hecho compromisos mayores, no debo a proveedores. Hemos tratado de sanear, hasta donde nos es posible, las finanzas.
Ahora estamos esperando con el término de las campañas si el INE impone una multa y esto va a cocinar, sin duda, un cuello de botella.