A Ricardo Varela, lo tomó por sorpresa. Estaba en su día de descanso conviviendo con su familia. No vio el momento del anuncio de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México , Claudia Sheinbaum . Se enteró por una llamada telefónica cuando le preguntaron sobre el tema y entrevistado más tarde, recalcó que no está de acuerdo con la decisión.

"Lo vuelvo a repetir, un granadero jamás de los jamases agrede. Somos así como los artistas, nos pagan únicamente por nuestra presencia, simple y sencillamente. Imagínate que no hubiera granaderos, que toda la gente en los estadios se pueda agredir, entre las porras se ofenden, se empiezan a golpear. Imagínate un amotinamiento en la cárcel", dijo.

Sin embargo, señaló a EL UNIVERSAL que es muy respetable la opinión de las autoridades. “Si ellos lo deciden, ellos hablan y si es para bien, esperemos que tengan éxito”, refirió.

A Varela desde pequeño le nació el sueño de ser policía , los admiraba y le interesaba servir y apoyar a las personas. Su ingreso a la corporación no fue fácil, le costó trabajo pues fueron muchos exámenes. Sin embargo, su espíritu de servicio ha hecho que esté por cumplir 28 años en la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

“Estar en granaderos me ha gustado mucho, es el espíritu de trabajar en equipo. Me fascina”, indicó Ricardo, quien pidió cambiar su nombre por temor a represalias.

Contó que en el cuerpo de granaderos realizan varios servicios, como el control y retención de multitudes . “El granadero trabaja directamente en conjunto, nunca trabajamos solos. En equipo mínimo somos de 21 a 23 de lo que se compone un pelotón, son varios pelotones. Nos utilizan donde hay muchas personas y que en un momento determinado puedan salirse de control o exista el peligro, por ejemplo, en un estadio”, refirió.

Los elementos del cuerpo se despliegan como medida de prevención en actos deportivos, desalojos, marchas, manifestaciones, amotinamientos y mítines. Este tipo de servicios son llamados extraordinarios, lo que significa que no son permanentes, sino de un momento a otro, mientras que los ordinarios son los que ya están establecidos, como vigilar reclusorios o dependencias de gobierno.

Varela sabe que está expuesto a agresiones y que debe cuidarse desde que se pone el uniforme, aunque aseguró que “un policía granadero jamás agrede. Vamos únicamente a controlar y a contener multitudes . En un estadio. Si la gente se sale de control, es solamente tapar las áreas donde puede haber un enfrentamiento entre las diferentes porras, en una manifestación es igual, es estar al pendiente. No es nada personal."

“Incluso si tú lo notas, un granadero no usa pistola, no usa gas lacrimógeno como era en las décadas de los 60 y 70. Nada más trae un casco, un escudo, espinilleras y chaleco. ¿Para qué es eso?. Únicamente para que no te vayan a herir. No traemos nada de equipo que vaya a agredir a las personas”, explicó.

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