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“Con la representasión de la Pasión de Cristo queremos transmitir que en Iztapalapa no sólo hay cosas malas, sino que hay muchas tradiciones que enorgullecen a nuestro país”, comentó José Antonio Reyes Reyes, joven que dará vida a Jesucristo en la 176 representación de la Semana Santa en dicha alcaldía.
Hace 89 años un familiar de Toño, como todos lo conocen, representó a Jesús en 1930, era su bisabuelo. En esa ocasión no había presupuesto para comprar los seis trajes que ahora el joven usará, su antepasado usó la ropa del Señor de la Cuevita, que le prestó el sacerdote de esos tiempos.
Dice que tienen recuerdos de aquella representación con fotografías y describe a su familiar como un hombre alto y robusto.
En enero, Toño se inscribió para representar a Jesús de Nazaret, era un secreto que tenía oculto a toda su familia, pues no quería adelantarles la emoción, fue hasta el día de las votaciones cuando le dijo a su mamá.
“Desde muy pequeño, como persona oriunda de los ocho barrios, se me inculcó esta tradición y a mí me nace hace tres años querer participar en la representación, nunca me había animado a inscribirme, este año me postulé y se me da ese papel”, contó.
El día de la elección fue nombrado y trasladado a una habitación, pese a la emoción, lo primero que hizo fue persignarse, después volteó a ver a su mamá, quien lloraba de felicidad.
En su casa, ubicada en el Barrio de San Pedro, en la alcaldía Iztapalapa, su familia se enteró por medio de una llamada, todos se llenaron de emoción, aseguró, pues en esa casa habría un Jesucristo más.
A sus 23 años, José Antonio es estudiante de Ingeniería Geofísica en el Instituto Politécnico Nacional, además trabaja en un salón de fiestas; sin embargo, desde enero sumó a sus actividades el acondicionamiento físico para interpretar el personaje principal de esta representación.
“Tuvimos un largo tiempo de labor, hicimos ejercicios de lunes a sábado, los lunes, miércoles y viernes trabajamos con una cruz que pesaba aproximadamete 80 kilogramos; los martes y jueves trabajaba con un tronco que pesa aproximadamente 40 kilos, ejercicio que sirve para matar la sensibilidad del hombro. En total fueron 50 días de trabajo para ponerme en forma”, explicó.
“Me encomiendo a Dios, le tengo mucho respeto y, sobre todo, le agradezco que todos los días despierto, le agradezco por este papel y de vivir todas estas experiencias que recordaré toda la vida”, expresó.