A Rubén y a su sobrina la diferencia entre la vida y la muerte fue ausentarse de sus lugares de trabajo en el momento en que un sismo de 7.1 grados azotó en la capital y que ha dejado hasta el momento más de 300 muertos.

Rubén Vázquez

trabaja en las oficinas de la Secretaría de Turismo sobre avenida Nuevo León en la colonia Condesa, a unas cuadras del edificio que se derrumbó en la calle Álvaro Obregón y donde tres de sus familiares permanecen sepultados .

En el despacho contable Aguilera y Asociados, que estaba en el cuarto piso del 286 de Álvaro Obregón era el lugar de trabajo de cuatro de los familiares de Rubén , sólo una sobrina suya salió ilesa porque al momento en que ocurrió el sismo del pasado 19 de septiembre , ella había salido a la tienda.

Cuando Rubén se acercó al edificio para buscar a sus parientes se encontró con una nube de polvo, caos y su sobrina llorando porque su hermana, Carolina Solorio Romero, de 25 años, y sus tíos, María del Pilar (Mapi) Solorio Pérez y Jaime Aguilera Rodríguez, de aproximadamente 57 años cada uno, no alcanzaron a salir del edificio.

"Yo venía seguido a saludar a mi prima y quise venir cuando ya me retiraba porque había riesgo de que se cayera el edificio de Nuevo León y ya cuando me asomé vi el desastre, una gran nube de polvo y cuando me acerqué ya me di cuenta de que era el edificio", contó en entrevista.

Carolina es madre soltera de un pequeño de aproximadamente 3 años que actualmente está al cuidado de sus primas, pues sus padres han estado pendientes de las labores de rescate a las afueras de las oficinas de Álvaro Obregón.

En estos momentos las labores de búsqueda han sido pausadas porque los rescatistas deben tener cuidado al mover las losas que sepultaron a quienes permanecen dentro para no provocar un colapso que pudiera derivar en una nueva tragedia.

lsm

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