En Eje Central, esquina con Cinco de Mayo, una larga fila de personas espera bajo el sol la llegada del trolebús que se dirige a la Central de Autobuses del Norte. Se acercan dos unidades viejas y atrás van dos de las 40 unidades recién puestas en pruebas pre operativas.
“¡Pásenle, pásenle! Yo no me voy a subir. Déjalos que pasen, yo quiero subirme a uno de los nuevos, igual y hasta nos sale gratis porque ahí dice que están en prueba”, comenta una señora a su amiga, pues creía que los viajes en los nuevos vehículos eran sin costo.
Al subir, los pasajeros descubren que deben pagar cuatro pesos e introducirlos en la alcancía que está colocada junto al conductor. Algunos comentan: “Pues se ve bonito”; “Muy moderno diría yo”; “Mira, hasta para poner la petaca tiene, así no estorbamos tanto”.
En total serán 63 los trolebuses nuevos, comprados a una empresa china, que operarán por el Eje Central, los cuales estarán todos listos hasta dentro de un mes, informó esta semana Andrés Lajous, titular de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México.
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Adriana y su hija Valeria alcanzan lugares juntas, pero dicen no estar sorprendidas con los autobuses. "Sólo se ven modernos, pero no es la gran cosa”, dice la madre.
Las unidades fueron compradas por el Servicio de Transportes Eléctricos (STE) con un costo total de 465 millones de pesos a la empresa china Yutong .
Algunos usuarios analizan cada detalle de las nuevas unidades, señalan las tres cámaras de vigilancia que hay en diferentes partes del techo y algunos las saludan. Quienes tienen un lugar junto a las ventanas, admiran un pequeño martillo rojo colgando que parece venir con instrucciones, se acercan para leer la leyenda que está escrita en chino.
“Méndiga puerta, ya me acomodó un trancazo, todo por andar distraído con el celular”, dice un señor que salió disparado cuando las puertas se abrieron para que bajaran dos jóvenes.
Quien lo acompaña le contesta: “A mí siempre me pasa, pero en el Metrobús; son iguales, también te dan buenos golpes si no te fijas”.
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Hay cierta confusión en la parte trasera del transporte: hay cuatro asientos de cada lado y de todo el lugar son los únicos pintados de color rosa. “¿Este será sólo para mujeres?”, se pregunta un adulto mayor y al ver que nadie más se acerca toma asiento y se queda dormido, otros hombres deciden quedarse de pie.
El trolebús llega a la terminal de autobuses, la última parada, los pasajeros descienden lento para agradecer al chofer, no sin antes echar un último vistazo a la unidad. El conductor toma unas cuantas hojas y antes de salir entra otro chofer, que llegó a la base antes que él, pero en una de las unidades viejas.
“¿Cómo vas? Se ve bueno, mira, hasta tienes un botón de Wi-Fi”.
“No, cuál Wi-Fi, mira”, le contesta mientras toca la tecla que está a un lado del volante y del vehículo se escucha el claxon.
Foto: Axl Chimal
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