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A dos días de que se desbordara el río San Buenaventura en la colonia San Bartolo El Chico en la delegación Xochimilco, las casas de las calles Azucenas, Lirios y Dalias continúan con el lodo pese a los trabajos de limpieza que se han realizado tanto por los habitantes como por personal de obras de la demarcación.
Feliciana Cervantes, una mujer de la tercera edad, ayuda a sus familiares a sacar el lodo que se metió en toda su casa, su cocina, una bodega y el cuarto donde duerme, los más afectados; con las lágrimas cayendo sobre su rostro, Feliciana maneja la pala para sacar la tierra mojada.
“Por más que hacemos no podemos sacar el lodo, el agua nos echó a perder todo: refrigerador, estufa, mi colchón y toda mi ropa; aquí vivimos personas con diabetes y no hemos podido tomar ni las medicinas”, explica la mujer quien espera recibir algún apoyo del gobierno.
La señora Margarita Rubio, quien perdió todos sus bienes materiales y además un vehículo fue jalado por el agua y golpeó su ventanal, hoy se siente más optimista, sus hijos acudieron a ayudarla y todos sus muebles ya fueron tirados a la basura, ahora espera a que el delegado Avelino Méndez cumpla con lo que les prometió, principalmente con las colchonetas, despensa y artículos de limpieza para que puedan desinfectar y evitar algún contagio.
“Vinieron de la delegación y nos dijeron que si nos van a ayudar, han estado viniendo; ahorita ya tiramos todo, esperemos poco a poco poder recuperar las cosas perdidas”, contó la señora Margarita.
Dos de las casas más afectadas fueron las de Carlos Alberto Hidalgo y Samuel Mejia, pues ambas se localizan cerca de donde se desbordó el río, por lo que se perdió el 100% de sus bienes e incluso peligraron sus vidas.
A dos días de los hechos Alberto sigue pensando en la situación y que perdió todo su patrimonio, su esposa y su madre estuvieron a punto de perder la vida, debido a que el agua llegó hasta los dos metros, lo que impidió que ambas pudieran salir.
“Somos los más afectados porque estamos a un lado de donde salió el agua, además de que la casa sólo es de un piso, pero lo bueno es que no hubo perdidas, ahora será necesaria la ayuda de las autoridades”, comentó.
Con el temblor que se registró la noche del jueves, el desánimo llegó a su familia, mientras recibían asilo para poder descansar por algunas horas, percibieron el sismo y la idea de que están salados llegó a sus mentes.
“Pues ya lo que pensé fue que la traemos chueca, que estamos salados, la verdad pasaron muchas cosas por mi cabeza”, comentó.
Por su parte, Ismael tuvo que buscar apoyo de otras personas, debido a que sus desesperación no lo dejó esperar más tiempo para que el personal de la delegación llegara a su casa, aún hay agua en el interior y le ha sido imposible sacar el lodo por sí solo, no sabe qué mas hacer para limpiar el desastre que quedó.
“Pues seguimos aquí, todavía no me toca a mí, todavía estamos esperando, pero nada, ya mejor le hablé a alguien para que me ayude, el lodo alcanza el medio metro o más, además la basura que se quedó estancada en los barandales se tienen que quitar, no puedo esperar más”, dijo.