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Manuel Negrete fue de los primeros en llegar al Congreso de la Ciudad de México. En otros años, las inmediaciones eran colmadas por simpatizantes del PRD Coyoacán y del ex delegado Mauricio Toledo, pero ahora no había uno solo. Incluso el ex futbolista respondía a las preguntas de la prensa un poco aturdido por el ruido de un grupo de seguidores de Morena.

“Ya los tribunales decidieron y yo me dediqué [en campaña] a conocer la problemática de Coyoacán, yo no me dediqué a ver los programas [sociales], sino a ver a la gente”, contestaba.

Apenas la noche anterior, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) había revocado la decisión de la Sala Regional de anular los comicios de la alcaldía de Coyoacán por violencia de política de género en contra de la ex candidata morenista María Rojo y por uso electoral de programas sociales del anterior gobierno delegacional a favor de Negrete.

El ex futbolista “pateaba” los balones en forma de preguntas que le hacían, respondía que no tuvo nada que ver con las acusaciones y que toca al Gobierno capitalino ubicar a los responsables de la violencia política de género.

Mientras ingresaba al recinto de Donceles y Allende, en la calle seguía el hervidero con gritos de los perredistas de la alcaldía de Venustiano Carranza, quienes llegaron por cientos desde las 6:30 de la mañana a apoyar al alcalde Julio César Moreno y de paso acaparar los espacios y reducir la presencia de los morenistas.

A cada grito de: “¡Morena, Morena!”, o “¡Es un honor estar con Obrador!, muchos más gritaban: “¡PRD, PRD, PRD!”.

Seguía el desfile de los 16 alcaldes capitalinos, los primeros en la historia de la urbe, también llegó el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, quien adelantaba sus felicitaciones a los nuevos gobernantes, aunque también anticipaba que no sabía cuántos ahorros hay en las arcas locales para que cierren el año.

Ya en el pleno del Congreso, se acomodaron invitados como Ricardo Monreal, quien se fue temprano, y Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano.

Los grupos parlamentarios de los distintos partidos llamaban a los gobernantes a hacer valer el nuevo modelo de alcaldías, que promete mayor cercanía con los vecinos y más facultades para resolver los problemas de sus territorios.

Miguel Ángel Salazar, diputado del PRI, llamaba a los alcaldes a ser honestos: “Ha habido jefes delegacionales acusados, señalados”, y con la mano hacía un movimiento que coincidía en la dirección en que estaba el ex titular de Tláhuac y ahora diputado, Rigoberto Salgado, señalado de tener relación con grupos criminales, aunque no se le fincó delito alguno.

Jorge Gaviño, coordinador de la bancada del PRD, y Christian von Roehrich, vicecoordinador del PAN, confiaron en que se acabarían los cacicazgos, pero Gaviño advirtió que podrían surgir nuevos.

Fue regañado por la diputada morenista Paula Soto, quien le pidió no burlarse del lenguaje inclusivo, pues el ex director del Metro bromeó al decir “alcaldesas y alcaldeses”.

Entonces sí, uno a uno rindieron protesta los alcaldes. Para la foto final, los 11 morenistas tomaron la parte baja de la tribuna y los de oposición prefirieron retirarse.

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