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metropoli@eluniversal.com.mx
La alianza que concretó Jorge Flores Concha El Tortas, líder recién capturado de la autodenominada Anti-Unión Tepito, con una célula asentada en el Bajío del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), no sólo le dio una capacidad importante para la adquisición de armas de fuego y “mano de obra”, que le permitió hacerle frente a La Unión Tepito, sino para expandir el negocio de las drogas.
Información de inteligencia federal, compartida con la procuraduría local, revela que pretendían comercializar grandes cantidades de metanfetaminas en la metrópoli, empezando por el Estado de México y la Ciudad de México; según el informe, el CJNG le proporcionó “cocineros” a la Anti-Unión de Tepito para la preparación de las drogas sintéticas.
Así lo comprobaron tres operativos realizados por fuerzas federales en las alcaldías Gustavo A. Madero, Iztacalco y Cuauhtémoc de noviembre de 2018 a febrero de este año. En pequeños departamentos encontraron químicos y accesorios que presumen que en esos lugares, se cocinaban pequeñas cantidades de droga sintéticas.
En uno de estos domicilios, ubicado en la alcaldía Gustavo A. Madero, incluso fueron ejecutadas una madre y su hija en septiembre del año pasado. La investigación quedó en poder de la Fiscalía General de la República (FGR) y el seguimiento al expediente criminal de las víctimas, apuntó a que ese laboratorio era del Cártel Jalisco Nueva Generación; estratégicamente estaba colocado en las cercanías del Estado de México para el trasiego.
Con características similares han encontrado dos departamentos en la Narvarte, uno más en la colonia Niños Héroes de la alcaldía Benito Juarez y un tercero, en la colonia Guerrero de la alcaldía Cuauhtémoc. Asimismo, se logró la detención de dos personas identificadas como presuntos “cocineros” pertenecientes al CJNG, ambos capturados en las inmediaciones de la Santa María La Ribera.
Aunado a esto, las fuerzas federales han detectado una actividad inusual en “movimientos” de precursores químicos en la Ciudad de México, los cuales, con base en lo asentado en la investigación, llegan por tráileres a la zona de Tepito y también en camiones de pasajeros, todos procedentes de la zona del Bajío, principalmente Querétaro y sus alrededores; la idea es limitar la llegada de los precursores con los que se fabrica la droga y así evitar que el producto final llegue a las calles.
La investigación detalla también que el “cristal” se vende en las calles en un precio máximo de 50 pesos por dosis, lo que preocupa a las autoridades locales, pues el precio es muy accesible para jóvenes, sobre todo, al ser sumamente adictiva, se convierte en la sustancia más peligrosa que circule en las calles de la ciudad.
Al trabajo para erradicar la venta de metanfetaminas en la ciudad se sumaron elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC-CDMX) y de la procuraduría local, que formaron una suerte de “élite”, coordinados con fuerzas federales, quienes implementaron operativos para detectar los departamentos que sirven de “cocinas” y evitar que más integrantes del CJNG invadan las calles.