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Dos colombianos que “paseaban” sin problema alguno con un “diablito” cargado con poco más de 50 kilos de mariguana en las inmediaciones del barrio bravo de Tepito, fueron detenidos por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina la noche del lunes, los imputados dijeron que se perdieron y no encontraron la bodega donde tenían que entregar la mercancía.
Los detenidos, de 18 y 26 años de edad, confesaron a las autoridades que era su primer trabajo de entrega, tenían apenas un mes de haber ingresado de manera ilegal al país y fueron recomendados por otros colombianos que operan en la zona como prestamistas, no pensaron encontrar con tantos callejones y esto los desubicó; mientras deambulaban, unos policías se percataron de la cantidad de droga que llevaban.
Los uniformados los sorprendieron cuando estaban parados en el cruce de las calles Constancia y Tenochtitlán. En un principio pensaron que habían robado las bodegas donde los comerciantes ambulantes guardan su mercancía; sin embargo, al revisar las bolsas negras que transportaban, en un diablito, se percataron que en realidad era marihuana y los detuvieron.
“Los policías de inmediato se aproximaron, y al cuestionarlos sobre el contenido de los paquetes, las dos personas se pusieron nerviosas e intentaron darse a la fuga, pero fueron detenidas”, detalló la Secretaría de Seguridad Pública capitalina en un comunicado. Los implicados fueron puestos a disposición de la Agencia Especializada en Delitos Contra la Salud.
El barrio bravo de Tepito desde marzo pasado vive una cruenta guerra por el control de al menos 20 puntos de venta de droga al menudeo. Las autoridades han reforzado la vigilancia y presencia en el sector; sin embargo, hasta el momento las ejecuciones continúan sin que se detenga al responsable de ordenarlas y aunque se relacionan las muertes con venganzas personales.
Los familiares de las víctimas sólo han se han limitado a mencionar a las autoridades, al momento de entrevistarlas, que se debe a un “cargamento” que no fue entregado y que aparentemente, un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años de edad se quedó para su venta y beneficio personal, lo que molestó a la célula que opera en Tepito y los mandó ejecutar.