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Ante lo que llamaron insensibilidad de las autoridades locales y federales, la Coordinación General de Damnificados de la Ciudad de México no descartó acudir a instancias internacionales para demandar soluciones a problemas de viviendas, escuelas, hospitales, calles y demás infraestructuras públicas que resultaron dañadas por el sismo.
Cuestionaron que para el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2018, en lugar de otorgar mayores recursos para la tragedia que se vive en la Ciudad se hayan autorizado 38 mil millones de pesos para continuar con el pago del rescate bancario (Fobaproa) y 200 millones de pesos para la renivelación de uno de los edificios de San Lázaro, afectado por el temblor.
Aclararon que esta coordinación es apartidista por lo que rechazaron todo intento de acercamiento para convertirse en un botín político o en un pretexto de negocio para las inmobiliarias.
Los damnificados acusaron que en el Presupuesto de Egresos se mantengan gastos superfluos en prebendas, viáticos, comidas, gastos médicos mayores, para lo que destinarán 26 mil millones de pesos, que bien podrían ser usados para la reconstrucción.
Advirtieron que no darán tregua a la exigencia de sus demandas ante las instancias respectivas, federales y locales, para que los recursos públicos sean incrementados conforme a sus necesidades y usados para las tareas de reconstrucción, reparación y reforzamiento de los inmuebles que resultaron dañados.
De la misma manera, agregaron que necesitan la emisión de dictámenes y estudios técnicos necesarios como mecánica de suelos, niveles topográficos, resistencia de materiales, entre otros.
Los integrantes de la agrupación recordaron que son ciudadanos, de distintas delegaciones, que exigen el derecho a tener una vivienda digna y segura. “Tuvimos que organizarnos ante el vacío mostrado por las autoridades, de todos los niveles de gobierno, para enfrentar la contingencia heredada por el terremoto”.
Tras la aprobación del Presupuesto de Egresos, lamentaron que la Cámara de Diputados haya demostrado su irresponsabilidad para atender la crisis que ocasionó el sismo y dejó ir la oportunidad histórica de actuar de forma solidaria ante una emergencia nacional de proporciones catastróficas.