Portal San Ángel, Pabellón Altavista, Centro Coyoacán y Patio Universidad son parte de las 338 plazas comerciales que deberán permanecer cerradas en la Ciudad de México debido a las medidas extraordinarias por la contingencia sanitaria por el nuevo coronavirus Covid-19.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se pudo observar que el 98% de locales están cerrados, esto incluye tiendas de ropa, electrónica y comida rápida, algunos kioscos para accesorios de celulares son lo que aún se encuentran abiertos.
En el caso de Portal San Ángel, que se encuentra un supermercado al interior, hay más movimiento de personas, sin embargo en sus pasillos y el área de comida está desiertos. "Venimos a trabajar, no hay de otra", dijo un trabajador de venta de donas y café.
Pabellón Altavista también se sumó a cerrar todos sus locales excepto el establecimiento Sanborns, debido que tiene una área de farmacia. Además había presencia de trabajadores de limpieza e ingenieros realizando reparación en las escaleras eléctricas.
En el caso de Patio Universidad se pudo observar que no había personal en ninguna tienda, solo un kiosco y un establecimiento de comida rápido estaban abiertos.
no fue la excepción, sin embargo locales de telefonía celular estaban abiertos para que los usuarios pagarán sus servicios. Al interior del área de comida rápida solo había tres personas.
Los centro comerciales en cada momento estaba resguardados por elementos de seguridad privados, de 10 a 15 elementos, quienes instruyen a los visitantes que no piden acceder a ciertas partes por seguridad de los comercios.
Las cortinas metálicas de los locales se encuentran abajo en plazas comerciales como Reforma 222, Forum Buenavista y Plaza Zona Rosa y Patio Juárez.
Poco más de un 90% de los comercios cerraron ante las medidas implementadas ante la contingencia. Sin embargo, el acceso es permitido, pero al interior son pocos los comercios abiertos: telefonía móviles, fast food para llevar, helados, café; todo para llevar.
En un recorrido no sólo se observaron calles vacías, “fantasmales” cómo refirieron personas consultadas, sino los comercios cerrados. El poco ruido en los centros comerciales no es habitual; son como murmullos no acostumbrados en medio de las rutinas caóticas de los capitalinos.
Sobre la plaza de Reforma 222, la gente ingresa para salir rápidamente, no hay nada qué ver. Afuera, los repartidores de comida por aplicación esperan a que un pedido llegue, y puedan completar su segundo recorrido en el día, pero saben que es complicado, a la redonda hay más de 10 que esperan hacer una entrega.
Juan, reposa el casco para bicicleta sobre su muslo. Platica al lado de sus compañeros y refiere que las medidas de salud son las indicadas para la contingencia, pero que “un país tercermundista no puede frenar de golpe su economía”. Apenas el martes juntó 70 pesos y para sus compañeros llegar a los 120 en un día, ya es ganancia a irse en cero.
A metros de distancia se encuentra la Zona Rosa, sin música, bebida y gente. Los cientos de bares están cerrados, lo mismo que los locales de comida, ropa y calzado. Las dos Librerias de la zona se resisten a cerrar. Karina Reza, una de las dueñas del Cantabar Las Bohemias pide a sus clientes que cuando “abramos sepan qué aquí los estamos esperando”.
En las ventanas de un restaurante se alcanza a leer: “Seguiremos abiertos” y hasta abajo del mensaje una promoción en el consumo de cerveza. La gente en esta zona también es escasa, es nula cuando se compara con el movimiento antes del inicio de la contingencia por el coronavirus.
Al norte de la ciudad, la plaza Forum Buenavista se encuentra desolada, los pasillos se muestran bajo una penumbra incomparable. Algunos restaurantes llaman a la gente con promociones "2x1" en bebidas que en está contingencia nadie probará.
En Barrio Chino también las cortinas metálicas están abajo, los voceros de los comercios no están gritando afuera para invitar al transeúnte a ingresar, ya sea por comida, comprar una galleta de la suerte o demás souvenirs que pueden hallarse en aquel corredor.