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Una mujer y su cómplice armado entraron a una fonda de la delegación Iztapalapa, donde asaltaron a más de 10 comensales.
El robo ocurrió el domingo pasado a las 17:50 horas en el establecimiento Chefcitos, en la colonia Sector Popular. Las cámaras del negocio grabaron el minuto con 13 segundos en los que la pareja amedrentó, amenazó y robó a los clientes del lugar.
Primero llegaron los dos asaltantes y obligaron a los comensales a pararse de sus asientos y meterse, a paso lento, al negocio.
De acuerdo con las imágenes, mujeres, hombres y niños ingresaron de manera ordenada en filas, algunas de las víctimas iban con los brazos en alto, en señal de rendición y les dan la espalda a los delincuentes.
La mujer delincuente, quien vestía una sudadera rosa con la capucha puesta y llevaba en el brazo derecho un bolso de color claro, es la primera que se dirige a los comensales.
A algunos les hace señas para que saquen sus celulares, carteras y a la señora que está más cerca de la caja registradora le arrebata el dinero de las ventas de ese día.
Mientras tanto, su cómplice, un joven con playera gris y una mochila cruzada enfrente, camina de un lado hacia otro del negocio, por momentos se levanta la camisa y enseña el arma que tiene sujeta a su cinturón.
Los delincuentes guardan en la sudadera y en la mochila los objetos que les arrebataron a las víctimas. Sin embargo, ambos buscan más pertenencias para robarlos, como bolsos de mujer.
El hombre se dirige hacia un cliente y lo obliga a entregarle un bolso café que está en el respaldo de una silla; cuando el cliente se lo da éste se lo coloca del lado izquierdo. Ese fue el último objeto que robaron del lugar.
Antes de retirarse del lugar, aún con todos los clientes replegados contra dos paredes del establecimiento, el hombre le grita a una mujer que está detrás de la barra y salen de la fonda. Con aparente tranquilidad, se van caminando sobre la avenida.
De acuerdo con el relato de uno de los comensales afectados, el hombre armado incluso encañonó con la pistola a un niño de 10 años, pero no detonó el arma que usó para amagarlos.