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“Vestir al Niño Dios de huachicolero es una burla para la religión”, consideró Beatriz Bonilla, quien desde hace 30 años se dedica a vestir a esta figura religiosa. Para ella, vestir al Niño Dios es un “acto de fe”, cada uno de los 100 modelos que oferta a sus clientes tiene una historia, cada uno le ha cumplido un milagro, ya sea mejorar el estado de salud de alguno de sus familiares o hacer que alguno de sus hijos retome sus estudios. Sin importar a qué santo represente, a todos “sus niños” los viste con el mismo fervor.
Al ponerle el ropón de color verde y blanco, que representa la prosperidad, a una figura de 45 centímetros, Beatriz alza la voz y rechaza con el ceño fruncido aceptar vestir al Niño Dios de huachicolero, puesto que lo considera una “burla” y una “falta de respeto” a la religión católica.
En redes sociales ha circulado la imagen del Niño Jesús vestido con un ropón blanco y un bidón de gasolina; aunque el niño del huachicol ha sido solicitado a varios de los comerciantes, no forma parte del catálogo de los modelos, sólo lo visten “por encargo”; entre los más populares se encuentran el Niño del Trabajo, de la prosperidad y el de la salud, son los más socorridos por los clientes.
“Ni aunque me pidieran vestir a 20 niños del huachicol lo haría. Es una burla para la religión católica, no se trata de vestirlos como si fuera una moda o por ocurrencias, hay que ser serios es una representación religiosa, han venido dos personas a preguntarme si los puedo vestir así, pero les he dicho que no”, asevera Beatriz.
En vísperas del Día de la Candelaría la calle de Talavera está llena de puestos con comerciantes, pero hay pocos clientes.