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En avanzadas de cuatro elementos por cada célula, resguardaban el barrio bravo de Tepito y la colonia Morelos , en la Ciudad de México . Los rondines eran de manera preventiva para inhibir delitos. En otras ocasiones era enviado a resguardar predios o a cualquier otra emergencia que se presentara en el Zócalo , en la Conagua o en Sedesol . Sonaban las trompetas y a formarse con el equipo antimotines.
Así recuerda sus días Alberto Gómez durante 20 años de servicio en el cuerpo de granaderos. Sus horarios eran de 24 por 24 horas. Diario los formaban a las 6 de la mañana, a las 3 y las 6 de la tarde. En alguna oportunidad resultó descalabrado pero nunca con fracturas, aunque muchos de sus compañeros no tuvieron la misma fortuna, pues varios fueron hospitalizados por lesiones graves durante su labor.
Al salir “ya íbamos terapiados de que no nos iban a tratar con caricias. Aquí era rudo el trabajo, arriesgado y a veces nos íbamos a encontrar con gente muy agresiva, un contingente muy agresivo. Había contingentes tranquilos con los que nada más hacíamos actos de presencia, no había necesidad de tener un choque con ellos”, cuenta el elemento de la policía capitalina , quien pide cambiar su nombre por temor a represalias.
“Actuábamos si se nos daba la orden, pero si lográbamos negociar con el contingente , con un buen diálogo y buenas condiciones, se comenzaba a liberar las vialidades y se quitaba por su propia voluntad. Cuando ya de plano eran muy aferrados, sin motivo y no era justificada la causa en que estaban, sobre todo afectando a la ciudadanía, ya se nos daba la orden. Y ahora sí a replegar, encapsular, más no agredir. Claro, cuando actuábamos de esa manera el contingente empezaba a actuar de manera violenta", señala.
“Entonces ahí entraba el ‘ cúbranse, defiéndanse y empiecen a detener a los que puedan detener ’, sobre todo ubicar a los agitadores”, recuerda Alberto Gómez en entrevista con EL UNIVERSAL .
Apenas hace unos años hizo su cambio a la Policía Preventiva y es puntual en decir que sea cual sea la corporación, ellos sólo están bajo órdenes y se atienen a lo que digan los mandos. Sabe que la ciudadanía no los ve con buenos ojos y asegura: “la gente siempre va a criticar tanto a un buen policía como a un mal policía, porque en realidad ignoran las condiciones de este lado. Al final de cuentas también somos padres de familia, ciudadanos que contamos con nuestros derechos y pues la ciudadanía no lo ve así."
“Tantito les falla uno y luego luego empiezan las críticas. Nadie es perfecto, hay de los que se brincan la barda (actúan mal). Allá ellos. Pero el lema como cuerpo de granaderos es que siempre hay que estar a la vanguardia y a la defensa de la ciudadanía”, expresa con nostalgia el uniformado, quien dice que sus ex compañeros están desmoralizados, porque será un cambio radical la disolución del cuerpo, que los desequilibra por tener que iniciar en otro lado, en la nueva corporación a donde serán enviados en enero, como adelantó la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum.