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A dos meses de cumplirse el primer aniversario del 19-S, el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva Gálvez, finalmente podrá disponer de recursos para la reconstrucción y rehabilitación de viviendas afectadas, sin tener que esperar que la Asamblea Legislativa convoque a un periodo extraordinario y vote la iniciativa de ley que envió el 11 de junio para tener esa facultad.
La intención era modificar el artículo 14 del Presupuesto de Egresos, pero, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL, se topó con una piedra inesperada: “No existe en el presupuesto ninguna etiqueta que vaya relacionada de manera directa a fondos para rehabilitación y reconstrucción. No existe un rubro específico que diga ‘este recurso se va a asignar directamente a la rehabilitación y reconstrucción de los inmuebles’. ¿Por qué no pusieron los diputados locales esa etiqueta en el presupuesto? No lo sé, habría que preguntarles a ellos”.
En entrevista por separado, César Cravioto, coordinador de los diputados de Morena en la Asamblea y miembro del equipo de transición de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno electa, reveló cómo encontraron una salida a este problema.
“El acuerdo es saltar esa ruta y no pasar por la Asamblea”, especifica el morenista, quien refiere que abrir un periodo extraordinario para votar la iniciativa de Amieva y otras pendientes traería consecuencias riesgosas para la próxima administración.
“Ahora, con la facultad que tiene el gobierno de la Ciudad, va a jalar fondos del Fonaden [Fondo de Atención a los Desastres Naturales en la Ciudad de México]. No es algo nuevo; todos los años hay mucha movilidad de recursos entre lo que autoriza y lo que se ejerce. Esa fue la argumentación que le dimos al Gobierno de la Ciudad, le hicimos ver que no es necesario el periodo extraordinario porque es una facultad que ellos pueden ejercer. Además, las condiciones políticas no nos dan; juntar ahorita 66 diputados no será fácil porque ya estamos de salida”, argumenta.
Cravioto confirma que las principales etiquetas del presupuesto fueron, por ejemplo, para la Agencia de Gestión Urbana, responsable de reconstruir vialidades, y Desarrollo Social, para adquirir menaje de casa.
“Prácticamente es ya un consenso entre ambos equipos, se habló con el consejero jurídico y nuestra área jurídica del equipo de transición. Ahora la pelota queda en el Gobierno capitalino. La molestia de los damnificados no es necesariamente con la Comisión de Reconstrucción y el Gobierno actual, sino con lo que no hizo [Miguel Ángel] Mancera y el agandalle de personas de la Asamblea”, dice.
A 10 meses del 19-S, Amieva resume así las acciones realizadas: “Estamos pasando de la saliva y papel al ejercicio pleno de los recursos. Llevamos 58 inmuebles con demolición y hemos colocado ya 58 primeras piedras”. Su intención es cerrar su administración con un promedio de 100.
Según sus cálculos, los tiempos de reconstrucción son de uno a tres meses de demolición para un edificio de 30 departamentos y de nueve a 10 meses para su reconstrucción. Pero la realidad impone escenarios no previstos: “Por ejemplo, hay edificios donde sale más caro la rehabilitación que la reconstrucción y, obviamente, se opta por la última. Depende mucho del dictamen técnico”.
Cravioto dice a los capitalinos que “la oferta de Sheinbaum se va a cumplir, que todas las viviendas caídas se van a reconstruir a fondo perdido, no les va a costar un peso. Quienes ya adquirieron créditos vamos a ver qué hacemos, porque si los créditos son privados ahí podremos hacer poco”.
Amieva da la vuelta a una pregunta inevitable ¿Perdió el PRD las elecciones porque los damnificados les pasaron la factura tras la lentitud para la reconstrucción? “Nunca he intervenido ni voy a hablar de los temas partidistas”, responde.
Mientras, Cravioto Romero acepta entrar al polémico tema del Fideicomiso de Morena para damnificados. ¿Alcanzó para la Ciudad? “Sí, benefició a damnificados de las siete delegaciones afectadas; también en Oaxaca, Morelos, Guerrero y Estado de México. Fue dinero líquido, 3 mil pesos, que se les dio con un padrón que se levantó. Es el apoyo que puede dar un partido para que la gente tuviera recursos para una despensa, para vivir un mes, etcétera. De ninguna manera pensamos que de ahí saliera para la reconstrucción”.