Lo supo horas después de que el sismo del 19 de septiembre pasado cimbró a la Ciudad de México: Fernando Sánchez Lira previó un futuro complicado, que el potente dolor que padecía por la muerte de María Teresa Lira Infante, su madre, y María Elena, su hermana, tras el derrumbe del edificio en el que operaban empresas y oficinas en la calle de Bolívar 168, colonia Obrera, era el comienzo.
Fernando no se equivocó. Los procesos que inició en contra del propietario del inmueble y la empresa donde laboraba su mamá parecen no terminar, pese a que está comprobado que fue la negligencia del dueño y la falta de supervisión de las autoridades las que provocaron la tragedia: 15 víctimas mortales.
Ante las inconsistencias que encontró, Fernando es la única persona entre los deudos que mantiene una demanda laboral y, también, una denuncia penal.
No aceptó propuestas injustas.