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Araceli Serrato invierte dos horas de camino desde el Desierto de los Leones a las instalaciones del Instituto de las Personas con Discapacidad, pero eso no le importa, con tal de que ella y su hijo concluyan su educación media superior.
“Me siento muy bien, estoy muy agradecida con todas las personas por estos proyectos que hacen a favor de las personas con discapacidad, por la ayuda que nos han proporcionado con los intérpretes para que la enseñanza sea mejor”, dice Araceli en lenguaje de señas.
Durante la entrevista, donde su profesor sirve de intérprete, cuenta que había tomado cursos para concluir la preparatoria, pero los tuvo que interrumpir, pues se le complicó pasar el examen del Ceneval.
“No me alcanzaba para pagar una escuela regular y lo tuve que hacer en el Ceneval. Durante cuatro horas hice el examen, pero estuvo muy complicado, estuvo muy pesado”, dijo.
Por esta situación, considera que el programa Bachillerato Incluyente es una mejor opción para las personas con discapacidad, en su caso sordas, pues la dinámica es diferente y está apoyada por los intérpretes.
Araceli aprendió el lenguaje de señas en la secundaria donde estuvo en contacto con personas sordas, pero su educación fue complicada porque en la primaria fue a una escuela regular con oyentes, donde los maestros aunque intentaban apoyarla y comunicarse con ella, no tenían el conocimiento ni la preparación.
“Aprendí poco a poco, a veces se me olvidaban algunas cosas, pero después nació mi hijo y también tuve que comunicarme con él con lenguaje de señas. Mi hijo es sordo. En la primaria con los maestros de todas las materias, yo podía oralizar, hacía un poco de mímica, ellos también, pero la enseñanza era muy rápida, trataban de ayudarme, pero en la casa era mamá quien me corregía, me ayudaba a aprender más vocabulario para que pudiera aprender”, comentó.
En su familia sólo ella y su hijo son sordos, por lo que tuvo que buscar opciones para que su hijo tuviera una mejor educación, aunque el pagar una escuela especializada ha sido muy difícil y ha tenido que dejar sus estudios, pero ahora ambos buscan concluir la educación media superior en este proyecto.
“Él terminó la secundaria, después lo llevé a la escuela Marista donde me habían dado una beca, pero después no pudo continuar con la beca, lo tuve que sacar, dejó de estudiar y ahora está estudiando conmigo”, concluyó.