Por redes sociales, vecinos, familiares y padres de familia de la escuela Enrique Rébsamen acordaron llamar al pueblo de Tulyehualco para exigir justicia.
A las 7:30 de la mañana, se apostaron en la entrada del plantel y cerraron sus puertas. Ellos acusan a los directivos de ser los responsables de la muerte de Fátima, la niña de siete años que fue asesinada y cuyo cuerpo fue abandonado el sábado en una calle de la alcaldía Xochimilco.
Acusan que los maestros nada más esperan la hora de salida para obligar a los menores a salir del plantel y cerrar las puertas, entonces ahí, en la calle, los menores esperan el arribo de sus padres. No hay algún maestro o directivo que vigile que los estudiantes se retiren del lugar en compañía de sus familiares.
Los vecinos de la zona aseguran que Fátima no es la primera niña que se pierde al salir de la escuela: dicen que los menores permanecen en la calle, rodeados de la gente que acude al mercado y en riesgo permanente.
Debido a esto, los padres de familia de la escuela primaria llamaron a los habitantes de Tulyehualco para que cerraran las calles del pueblo.
La jornada de protesta duró prácticamente todo el día de ayer. Primero exigieron justicia con pancartas en mano; de ahí caminaron hasta el centro del poblado, justo donde se instala la Feria de la Alegría y el Olivo. “Que venga el alcalde”, exigían los vecinos, pero el funcionario nunca apareció.
Con lazos y rocas se distribuyeron por algunas calles que mantuvieron bloqueadas, principalmente los accesos al poblado.
Al lugar también arribó un grupo de feministas para intentar marchar por las calles del pueblo, pero fueron los mismos habitantes quienes les impidieron manifestarse de la manera en la que estos grupos exigen justicia. “En Tulyehualco no se arreglan las cosas destruyendo edificios o pintándolos. Aquí se busca a los delincuentes para lincharlos”, dijo uno de los vecinos del lugar.
La Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México investigará si se cumplieron los protocolos que existen para la entrega de menores, luego del asesinato de la niña Fátima.
Era obligación del director del plantel entregarla a una agencia del Ministerio Público en caso de que su madre no hubiese llegado por ella a tiempo.
“La obligación de los directivos y maestros es entregar al niño o a la niña a alguien acreditado. En ningún momento se les deja afuera de la escuela. Hay un protocolo establecido para que se lleven a cabo estas acciones, y éste funciona de manera regular y obligatoria. El niño en ningún momento se puede quedar solo o desprotegido”, reiteró Luis Humberto Fernández Fuentes, titular de la autoridad educativa local en la Ciudad de México.