“Pensé que ya no nos iba a tocar [vacuna] sino hasta el final, conforme a nuestra edad, pero ya estamos aquí”, dijo Elizabeth Ramírez, enfermera del Hospital Pediátrico de San Juan de Aragón, y quien este viernes asistió a la Escuela Superior de Educación Física, en Iztacalco, para colocarse su primera dosis de Sputnik V.
Se trasladó desde Gustavo A. Madero hasta la sede en Iztacalco para recibir la vacuna, pues al no ser hospital Covid-19, no les había llegado el mensaje para acudir por su inyección; sin embargo, aseguró, los pacientes con coronavirus llegan a todas las unidades de la capital, y a ella le ha tocado recibirlos.
El Gobierno de la Ciudad de México informó que hasta el momento se han aplicado 142 mil 470 primeras dosis al personal de salud y 109 mil 396 trabajadores ya cuentan con la segunda.
Este viernes no hubo filas de adultos mayores buscando vacunarse contra el Covid-19 en Iztacalco, pero sí de médicos de primera línea rezagados y de atención general, quienes pensaron que nunca les tocaría su primera dosis, la cual no fue el biológico de Pfizer, como al resto de sus compañeros, sino Sputnik V, de Rusia.
Las personas de la tercera edad pasaban de inmediato, mientras que los médicos tenían que hacer largas filas bajo el sol, y conforme avanzaban las horas, el personal de salud seguía acudiendo. Esto lo achacaron a que tuvieron que hacer de nueva cuenta el registro y algunos les arrojaba la cita desde el mediodía en adelante.
Como fue el caso del doctor Ricardo García, del Hospital Pediátrico de Iztapalapa, quien aseguró que la organización para acceder a la vacuna ha sido mala para el sector Salud, ya que desde un principio no se incluyó como primera línea a aquel personal que no atendiera casos Covid-19.
García comentó que él sí recibe a esos pacientes, y hasta el jueves por la noche le notificaron que acudiera a aplicarse la primera dosis.
Elizabeth Hernández, otra enfermera del Pediátrico de San Juan de Aragón, comentó que todos los médicos debieron ser inmunizados desde hace unos meses, y no haberlos hecho esperar.
En el módulo del Palacio de los Deportes la situación se mostró igual, pues no se encontraron filas de adultos mayores en la puerta 3. De hecho, eran pocos los que asistieron por su dosis.
En contraste, a un costado los médicos rezagados esperaban para ingresar.