Cuando las personas escuchan su historia, dicen que es una persona muy especial. Alma Guadalupe es una de las sobrevivientes del sismo del 19 de septiembre . Su cuerpo semidesnudo fue rescatado por dos policías: Miguel Benítez y Sergio Mayen.
Sergio lleva ocho años vistiendo ese uniforme y quepí azul, fue quien le dio su camisola Alma de 33 años, que entre los restos de lo que fue su casa y el polvo, tenía frío, y estaba herida.
Lo primero que vieron los policías fueron los pies de Alma, que estaba totalmente boca abajo, con una puerta encima y una losa.
Antes de eso, fueron sus gritos los que llamaron a Miguel y a Sergio a su dirección. Pero ese no fue el primer servicio que hicieron ese martes, antes, ayudaron a un hombre con una pierna rota a bajar del cúmulo de losas y muebles de lo que fue el edificio 1C de el Multifamiliar de Tlalpan .
Alma no sabe lo que ellos vieron, ella sólo recuerda que le dolía la pierna, que antes de que su techo cayera sobre su cabeza había escuchado música de banda y salía de bañarse. Ese 19-S no tenía planes, sólo estar en casa porque le dolía la espalda.
Mientras tanto, Sergio, quien es patrullero y su jefe Miguel, estaban en su unidad de vigilancia cuando tembló. Por ser del sector de Miraflores apoyaron a la gente cercana.
Alma, Sergio y Miguel sonríen cuando se ven de nuevo. Su reencuentro fue este martes, en el día del Policía que festejó la Secretaría de Seguridad capitalina . A ella la invitaron al evento porque la fotografía donde aparece bebiendo agua en la cima de los escombros es una de las más recordadas. Y tal vez porque fueron dos policías quienes la rescataron.
Sergio le dice “Almita”, y ella los abraza cada vez que puede. Su vínculo se hizo más fuerte cuando se vieron poco después del sismo, cuando Alma ya había sido atendida en un hospital y su fractura de pelvis no le daba malestares. Después de eso, pasaron meses, hasta este martes.
Los policías no tienen entrenamiento para rescatar a personas colapsadas, no como otros especialistas de la misma dependencia. Sin embargo, en eso no pensaron los dos uniformados para subir a una escalera y después trepar hasta las losas más altas de el Multifamiliar.
Había muebles, una valla que parecía de la azotea, y polvo. Aun así, no pensaron ni chistaron en tener miedo o bajarse. Tenían que estar ahí arriba porque habían escuchado la voz de Alma, “Almita”, una mujer que llevaba apenas seis meses viviendo en el cuarto piso de ese edificio con su esposo Jorge. En cuanto a ellos dos, Jorge y Alma, se reencontraron en una clínica al anochecer.
Pero Sergio y Miguel continuaron ayudando a la gente. Mientras levantaban escombros, y la noche los cubría, ellos pensaban en su familia y estaban preocupados. Durante semanas no regresaron a sus casas a convivir por mucho tiempo, pues el edificio de Álvaro Obregón 286 los requirió haciendo guardias, pues se esperaba encontrar personas vivas.
Ser policías, como lo quisieron cuando iniciaron sus servicios en la ciudad, cumplió su propósito al rescatar a Alma, y permitirle reencontrarse con su familia.
pmba