Tlalnepantla, Méx.— La llegada de Íñigo Arenas Saiz al antro Black Royce, donde murió el pasado domingo 6 de agosto, reveló que hay una red de taxistas que trabajan bajo comisión para el traslado de clientes entre bares de la Ciudad de México y del Estado de México.
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) informó que Íñigo abordó un taxi con cromáticas de la Ciudad de México con número A-5915-M a las tres de la mañana de ese domingo en la colonia Polanco, en la alcaldía de Miguel Hidalgo, para llegar minutos más tarde al Black Royce, en el boulevard Manuel Ávila Camacho 460, en la zona industrial de Naucalpan.
En la audiencia de vinculación a proceso de seis empleados del Black Royce por el homicidio de Íñigo Arenas, la jueza relató que en la entrevista realizada por el Ministerio Público al taxista Miguel, quien conducía un vehículo rotulado como auto de alquiler de la capital del país, este comentó que el empresario subió a su unidad luego de salir del bar República, en Polanco, a las tres de la mañana y en 10 minutos llegaron al Black Royce en Naucalpan.
Incluso el taxista mencionó cómo Íñigo Arenas, al bajar de la unidad, perdió el equilibrio por su estado de ebriedad y fue recibido por Eduardo, capitán de meseros, quien lo invitó a pasar y le asignó mesa.
En su declaración ante el Ministerio Público, el conductor informó que le pagaban una gratificación a los taxistas de 30% del consumo de los clientes que llevaban al Black Royce o 300 pesos si no querían esperar a ver la cuenta final.
Eso fue lo que sucedió ese domingo 6 de agosto, cuando Íñigo Arenas ingresó al antro de Naucalpan, donde el taxista vio cómo le asignaron una mesa al cliente, donde le sirvieron una ronda de bebidas para él y las cuatro mujeres que se acercaron a acompañarlo.
Al observar que el empresario fue invitado y accedió a ingresar a una sala VIP, el taxista optó por aceptar los 300 pesos, pues calculó que Íñigo permanecería mucho tiempo en el lugar, según trascendió en la audiencia de vinculación que concluyó el 16 de agosto, donde quedó de manifiesto que habría un acuerdo de pago entre el Black Royce con los taxistas que llevaban clientes.
La relación del taxista con el bar era de tiempo atrás, tan es así que cuando siete trabajadores del Black Royce se presentaron a declarar al Ministerio Público en el Centro de Justicia de Naucalpan, directivos del establecimiento llamaron al conductor vía telefónica para que acudiera a declarar como testigo.
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Miguel llevó su taxi al MP, donde personal de la fiscalía mexiquense tomó datos del vehículo que incluyó no sólo la marca y número de placas, sino también el número de motor.
El conductor relató el tiempo y la forma en la que trasladó al cliente, incluso trascendió durante la audiencia que Íñigo Arenas habría manifestado su intención de ir a su casa porque se sentía cansado; sin embargo, llegó al Black Royce, donde horas más tarde perdió la vida.
El empresario no es el único cliente que sin estar plenamente consciente llegó de un bar de la Ciudad de México al Black Royce.
En junio de 2021, Víctor Tacher, director de arte, denunció en sus redes sociales que fue a divertirse al Janis, un antro ubicado en la Ciudad de México, y fue trasladado en un taxi al Black Royce, al que asegura no pidió ir porque además no lo conocía. En el sitio le hicieron un cargo por más de 50 mil pesos en el lapso de tres a cuatro horas, además perdió su celular y su reloj.
En su denuncia incluyó un video en el que quedó captado el momento en el que Víctor Tacher llegó a su domicilio notoriamente drogado o alcoholizado acompañado de un taxista que quería entrar con él a su departamento, lo cual fue impedido por personal de seguridad del inmueble, hechos que públicamente ratificó este lunes 14 de agosto en una trasmisión en vivo en sus redes sociales.