Toluca, Méx.— En el Estado de México, el estrés hídrico que padece el Sistema Cutzamala por los bajos niveles de almacenamiento por la falta de lluvias y las altas temperaturas también han pegado al campo. Ha dejado cultivos secos y tierra que parece no dar más, coincidieron floricultores y campesinos.
Javier Reyes Escamilla, representante del sector ante el Consejo Coordinador Empresarial del Estado de México (CCEM), consideró que la ausencia de precipitaciones retrasó la siembra en las tierras de temporal, y en este año de igual forma pega en las de riego por los bajos niveles que hay en las presas.
Dijo que debido a las condiciones de sequía, uno de cada cuatro campesinos han buscado una nueva forma de vida.
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Actualmente, las 13 presas del Estado de México se encuentran, en promedio, por debajo de 30% de su capacidad; incluso con las lluvias recientes, los niveles siguen sin estabilizarse, de acuerdo con el Sistema Nacional de Información del Agua, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En la sesión del Comité Nacional de Grandes Presas de la Conagua de la semana pasada, se señaló que la presa El Bosque tiene 34.3% de llenado; la de Villa Victoria, 28.7%, y la de Valle de Bravo, 49.6% —que forman parte del Cutzamala— para sumar 318.2 millones de metros cúbicos disponibles.
Reyes Escamilla precisó que un ejemplo de las afectaciones a la tierra de cultivo son los municipios de San José del Rincón y Villa Victoria, donde no se pudo sembrar el maíz criollo, empleado como forraje para alimentar animales de crianza.
De acuerdo con la Secretaría del Campo, la entidad mexiquense en este momento se encuentra en etapa de siembra del ciclo agrícola primavera-verano 2021 en la franja maicera de los Valles de Toluca y Atlacomulco, donde se han registrado en las últimas semanas presencia de lluvias que facilitan la humedad en el suelo para mantener el crecimiento de la planta en sus primeras etapas; sin embargo, los resultados se conocerán hasta la cosecha.
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Sin embargo, este cultivo no es el único afectado. La sequía es una condición que alcanzó a todos, dicen los floricultores, pues debido a las altas temperaturas, el clima en los invernaderos de flor es “completamente seco, los pozos de los que se abastecían para el riego ya no tienen agua y transportar el recurso desde otros puntos es muy caro, por eso y las condiciones económicas, 40% de los floricultores quebraron durante el año pasado”, dijo Cirilo Nicolás Velázquez, del invernadero El Zarco.
“La verdad es que el cambio climático sí afecta, no es lo mismo cuando llueve que la forma como se ha impactado el clima con la época de secas, que se ha extendido, además, agudizado; el calor es casi insoportable. Por ejemplo, debo acarrear agua del ejido para echarle a la flor en el invernadero”, compartió.
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De acuerdo con Carlos Pérez Almazán, especialista del ITESM Campus Toluca, el estrés hídrico no solamente ha impactado en los cuerpos de agua, presas y ríos, sino se convirtió en un problema agudo para todas las zonas, especialmente el campo, ya que cada año se agrava el estiaje debido al cambio climático.
La disminución en los niveles de las presas no sólo depende de las pocas lluvias, sino del aumento en las temperaturas, y si bien el Sistema Cutzamala no va a colapsar, el problema real es que cada vez se consume más agua porque las ciudades están más pobladas.
“Es un problemón, porque la deforestación crece, hay tala inmoderada, parte de ella en las poblaciones rurales, y al final en las urbes los hábitos de consumo son bárbaros, no hay conciencia sobre el aprovechamiento del recurso”, describió el académico.
La Secretaría del Campo estatal señaló que ha implementado durante varios años una serie de políticas públicas para que los productores del campo cuenten con las condiciones necesarias para el suministro de agua, que incluyen, entre otras, obras hidroagrícolas, perforación y equipamiento de pozos, sistemas de riego, redes de distribución almacenamiento de agua y limpieza de ríos, en coordinación con autoridades municipales y federales.
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Para los campesinos esto no es suficiente. “Nosotros la hemos pasado muy mal. Las autoridades dicen que hay apoyos y ahora está la tarjeta del campo, pero no es suficiente porque la pandemia nos dejó secos de los bolsillos y la sequía de la tierra que no da; si caen lluvias, el agua se evapora rápido por las temperaturas del suelo y eso no sirve para que haya producción”, describió Miguel Ángel, quien tiene un cultivo de lechugas en Tenango del Valle.