“Cada día veo más armas en Tepito”, contó el señor Eugenio, vecino de la colonia Morelos, ubicada en los límites de las alcaldías Venustiano Carranza y Cuauhtémoc, luego del despliegue de policías para la prevención de homicidios como los ocurridos el fin de semana.
A unos metros del Ángel Negro, en el cruce de Carpintería y Panaderos, está una patrulla de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) desde la noche del lunes. Esa escena se repite en cada esquina.
Ahí, en tan sólo tres cuadras a la redonda, se cometieron cuatro asesinatos y hubo cuatro heridos por disparos de arma de fuego el pasado fin de semana, de acuerdo con la policía capitalina.
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“Por 500 pesos, una pistola y una motocicleta se sienten dueños de las calles. Son los burritos de la maña quienes acaban muertos o en el tambo”, agregó don Eugenio.
Unas horas después del despliegue de la policía capitalina, EL UNIVERSAL recorrió las calles y vecindades de la colonia Morelos y el barrio bravo de Tepito, las cuales están custodiadas por oficiales que patrullan en camionetas blindadas y con armas automáticas de alto calibre.
Sobre la avenida principal Ferrocarril de Cintura, los comercios permanecen cerrados al mediodía del martes. Los peatones son pocos y la circulación de motocicletas de bajo cilindraje, la mayoría con sus conductores sin casco, es lo que más se observa.
También hay vecindades donde se observa a personas vigilar las entradas y con los teléfonos celulares toman fotografías de todos los movimientos de los policías.
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“Es un cuento de nunca acabar. Vienen, arman su operativo, pero nunca agarran a los buenos, sólo se agarran a los burritos que andan ahí drogándose”, mencionó el vecino de la colonia Morelos.
El reforzamiento de la vigilancia por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana tiene como antecedente lo ocurrido el viernes 25 de octubre: durante esa noche, en una vecindad en la calle de Mineros se levantaba la cruz por una persona fallecida. Ahí, dos hombres estaban sentados en una mesa blanca bebiendo cerveza cuando fueron agredidos a balazos por otros sujetos desde la azotea.
Han pasado tres días y en el lugar continúa el tablón y las sillas ensangrentadas, los envases de cerveza y los casquillos percutidos, mismos que están acordonados por un cintillo de color amarillo y permanecen a la vista de los colonos.
En la calle Jardineros, a unas tres cuadras de la zona mencionada y en menos de cinco horas, otro doble homicidio se cometió cerca de las 22:00 horas.
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Una pareja perdió la vida y un menor de edad resultó herido. Los fallecidos se encontraban abrazados frente a la fachada de la vecindad cuya pared quedó marcada por los impactos de bala. Hoy se aprecian dos veladoras y una cruz.
El sábado, un joven fue acribillado con 32 balazos en un vehículo gris en las calles de Carroceros y Sastrería. La madre lloró la pérdida de su hijo. Una mujer fue detenida.
Por ello, el lunes por la noche, la Secretaría de Seguridad capitalina desplegó 273 policías, apoyados por 44 camionetas para realizar recorridos de prevención, seguridad y atención a denuncias ciudadanas, así como para mantener la presencia en la zona.
La mañana del martes, un hombre que caminaba junto a su hijo en el cruce de las calles Rivero y la avenida del Trabajo resultó lesionado por un navajazo después de que otro sujeto lo intentara asaltar.
El agresor, quien tiene cinco ingresos al Sistema Penitenciario capitalino por robo, fue detenido.