Tlalnepantla, Méx.— Mia Mayrin, de tres años de edad; Jorge Dilan, de cinco, y Paola Gabriela, de 22, son los nombres de la madre de familia y sus dos hijos que son buscados bajo más de 200 toneladas de piedras y tierra en las faldas del cerro del Chiquihuite, tras el derrumbe registrado el viernes 10 de septiembre.
Los pequeños cuya estaturas apenas alcanzan los 70 centímetros y el metro de altura, y que pesan entre 12 y 16 kilos, junto con su madre, quien es una mujer menudita y muy joven, habrían quedado atrapados dentro de su casa la tarde del viernes, cuando un alud de piedras y tierras sepultaron cuatro viviendas ubicadas en la calle Club Exploradores de Chimalhuacán, en la colonia Lázaro Cárdenas Segunda Sección.
Esta familia se convirtió en el objetivo principal de la búsqueda de cientos de rescatistas del Ejército, Marina y Protección Civil que laboran en la llamada zona cero, una colonia asentada a casi 2 mil 500 metros de altitud, rodeada enormes taludes de piedras.
El padre de esta joven familia, un trabajador de la construcción de no más de 25 años, se ha mantenido en el templo de El Calvario, en las inmediaciones de la zona afectada, notoriamente consternado y sin ánimo de hablar, pero atento ante la posibilidad de que aparezcan sus hijos y su esposa.
De forma inicial, tras el derrumbe, autoridades mexiquenses informaron que bajo las piedras podría haber unas 10 personas, no obstante, la tarde del sábado precisaron que siete vecinos que supuestamente estarían desaparecidos fueron ubicadas al paso de las horas tras la confusión, por lo que sólo son tres los que permanecen sin localizar, dos de ellos menores de edad.
Rescatan a mascota
Al mediodía del domingo 12 de septiembre, una célula del Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencia y Desastres (ERIED) de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), bajo la coordinación del teniente de zapadores Carlos Cueva García, escucharon bajo las rocas gemidos de un perro.
De inmediato emitieron la alerta, levantaron el brazo derecho con el puño cerrado en alto para pedir silencio, y detectaron bajo los escombros, aproximadamente a dos metros de profundidad, a una perrita temblorosa que se quejaba del dolor tras permanecer casi tres días bajo piedras y tierra.