De 200 llamados que recibe todos los días el Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México, 70% se encuentran relacionados con fugas de gas LP o natural, es decir, 140 servicios deben cubrir los elementos, principalmente en la alcaldía Iztapalapa, informó el superintendente y director operativo de esta agrupación, Edgar Enrique Rosas.
La incidencia es alta. Tan sólo en 2019 los bomberos atendieron 11 mil 735 servicios por fugas de gas LP o natural; en 2020 fueron 11 mil 611, mientras que en 2021, hasta noviembre, van poco más de 9 mil 383.
“Tienen que ver las instalaciones, los contenedores o como los conocemos tanques; los tanques estacionarios, el mal mantenimiento [de estos] (…) hay muchos factores [que generan la incidencia]”, expuso.
“Como ciudadanos debemos entender que el gas LP es un combustible común, se ha vuelto tan cotidiano que hemos demeritado su peligrosidad. Este desconocimiento nos lleva a hacer cosas bárbaras, desde tenerlo junto al calentador, estufa, dejarlo acostado, sin regulador y sin instalaciones adecuadas, es una falta de atención como ciudadanos”, enfatizó el director operativo en entrevista con EL UNIVERSAL.
Explicó que en las fugas, el gas LP se combina con el oxígeno y esto genera una combustión más alta; por ejemplo, por litro de gas líquido que sale y se combina con el oxígeno, se convierte en 11 mil 200 litros de una mezcla explosiva de gas-aire que destruye todo a su paso.
Rosas añadió que hay un desconocimiento de las personas en el uso de gas LP, pues este, cuando sale, viaja rápidamente a nivel del suelo, lo que representa más peligrosidad pues se puede introducir incluso por drenajes y cualquier chispa o energía lo puede hacer estallar.
El gas LP por sus características arroja un olor que puede estar relacionado con un huevo podrido, lo que es identificado por las personas.
Protocolos
Durante una presentación realizada en la estación ubicada en Eje Central, en la colonia Portales, un grupo de bomberos mitigó un ligero incendio en un tanque estacionario.
Para ello tuvieron que ser rápidos cuando comenzó a emanar el fuego. Dos de ellos con manguera en mano cubrieron con una capa de agua a uno de sus compañeros, quien accedió a la zona para cerrar la válvula.
Antes de cubrir el fuego, se encargaron de enfriar el cilindro durante algunos segundos y luego rociaron con agua la parte incendiada.
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