Con una porra y varios hurras a todo pulmón, que retumbaron en la explanada de la Puerta 15 del Autódromo Hermanos Rodríguez, fue como amigos y familia despidieron a Donovan Abraham, el joven de 17 años que murió durante el enfrentamiento a tiros que sostuvieron sicarios de La Unión Tepito y guardaespaldas de un empresario del ramo restaurantero el viernes pasado en las inmediaciones del aeropuerto capitalino.
Desde las 11:00 horas se concentraron en el lugar motociclistas amigos de Donovan, quienes decían a los asistentes que murió en un “accidente”; ni uno aceptaba que el joven —según las autoridades de investigación— fue contratado por La Unión Tepito.
Al mediodía llegó el féretro. Donovan vestía un traje negro y accesorios de motociclista. En ese momento empezaron a rugir las motos, todos hicieron sonar los motores al máximo, mientras que otros hacían “donas” o quemaban llantas alrededor del ataúd.
El acto causó temor a testigos, quienes no daban crédito a la escena, un ataúd y varios motociclistas dando vueltas a su alrededor. “¿Qué es eso?, un muerto… un ataúd ahí en medio de la explanada, mejor vámonos eso no está bien”, comentó una familia de ciclistas que a la misma hora cruzaba por ese lugar.
Como pudieron, los amigos, de uno en uno, se acercaron al féretro, se despidieron de Donovan, tocaban el cristal donde se dejaba ver el rostro del menor de edad y se retiraban. Las lágrimas no surgieron ni los reproches a nadie, “llegó poquita banda, pinche gente, que no mamen”.
“Tranquilo, carnal. El acto bueno es en el cantón, ya nos vamos para allá”, fue el diálogo entre dos amigos de la víctima, quienes luego subieron a sus vehículos y se marcharon.
Los asistentes permanecieron ahí más de media hora. Originalmente se tenía organizado realizar una caravana de motociclistas de ese punto al domicilio de Donovan; sin embargo, la poca presencia de amigos y familiares, así como el temor de la presencia de la policía capitalina, impidió esa actividad, de repente solamente una voz masculina gritó: “Ya estuvo, vámonos”.
No sin que antes los bikers realizaran unas últimas piruetas; entre ellos había niños, que con protección y cascos, dieron el último adiós a Donovan.