Toluca, Méx.— Las presas del Estado de México, incluidas dos del que abastecen al Valle de México, se encuentran, en promedio, por debajo de 50% de su capacidad. Únicamente la de Madín, localizada en Naucalpan, se acerca a los registros históricos, de acuerdo con la medición del Sistema Nacional de Información del Agua (Sina), de Conagua.

Los bajos niveles en 12 de las 13 presas del Estado de México han generado graves daños para el campo, la ganadería y para los habitantes aledaños a los cuerpos de agua, tanto que podrían reducir la producción de papa y maíz. Quienes se abastecen del Sistema Cutzamala también padecen el bajo almacenamiento.

Javier Escamilla, presidente de la Unión Ganadera, explicó que en lo que va de 2022 el problema se agravó. Por ejemplo, en Temascaltepec y Tenancingo, los campesinos que regresaron a la actividad tras la pandemia ya no siembran hortalizas y optaron por el cultivo de flor.

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Debido a que es un negocio fácil, ahora se dedican a la siembra de una especie barata llamada polar, toda vez que el mal estado de las presas no permite el abastecimiento de agua a los campos de cultivo, y las pocas lluvias, a veces con granizo, en lugar de ayudar afectan.

“Por ejemplo, en esa zona norte se sembraba maíz cacahuazintle, que es uno tradicional del estado, pero si antes había 15 hectáreas, ahora hay la mitad”, señaló Escamilla.

Expuso que en el caso de Toluca y Zinacantepec, los productores de papa redujeron 30% el cultivo, y el precio pasó de ocho a 38 pesos el kilo.

En las afectaciones coinciden pobladores aledaños a la Presa José Antonio Alzate, en Temoaya, en donde reses y vacas famélicas pastan entre el agua fétida del complejo, que no llega a los niveles de hace 20 años.

Delfino Flores Eruviel, oriundo del lugar, dijo que hace dos décadas el agua llegaba cristalina, había pesca, caza de patos y turismo, ahora la poca agua que llega está sucia, arrastra animales muertos y hasta cuerpos humanos han llegado a flotar entre el lirio y los moscos.

En temporada de lluvias el agua en la presa Alzate apenas sube; desde hace tres años ya no se llena, pero en los últimos tres la situación ha sido peor.

Añadió que para los habitantes es una condición a la que no le ven remedio, pues “aquí sólo vienen las autoridades cuando hay elecciones, a veces dicen que vamos a limpiar, a quitar el lirio, pero nunca vuelven. Así hemos estado, la plaga de mosquitos, las ratas, el olor a podrido abarcan más espacio”.

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Los casos más agudos de sequía se presentan en las presas El Molino, que reporta .79 millones de metros cúbicos (hm3) contra 7.70 del nivel histórico, y Ñadó, con 5.67 hm3 de 16.80 que tiene como capacidad. Ambos se ubican en Aculco.

Le siguen Danxhó, en Jilotepec, con 15.60 hm3 de 31.05 hm3; la Francisco José Trinidad Fabela, en Atlacomulco, en 3.96 hm3 de los 9.93 hm3; la Huapango, en Timilpan, en 31.27 hm3 de 121.30 hm3, y la Ignacio Ramírez, de Almoloya de Juárez, en 6.55 de 20.50 hm3.

Cutzamala

De acuerdo con el Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, las dos presas ubicadas en el Estado de México que componen el Sistema Cutzamala se ubican en 41.2% (322.6 millones de metros cúbicos), es decir, 18.3% menos del almacenamiento promedio histórico.

La de Villa Victoria está en 30.7%, es decir, 23.4 puntos porcentuales por debajo de su media; en el caso de la de Valle de Bravo registra 18.6% menos de su almacenamiento histórico.

La Zona Metropolitana del Valle de México consume 65 metros cúbicos por segundo de agua, de éstos, 15 metros cúbicos vienen del Cutzamala. La Ciudad también se abastece de la explotación del acuífero y del Sistema Lerma.

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