Más Información
¿Qué es, cómo funciona y cuándo utilizar el “Botón de alerta” para auxiliar a migrantes?; esto explica SRE
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
Avión azerbaiyano se estrelló debido a “interferencias externas, físicas y técnicas”: aerolínea; frena vuelos a ciudades rusas
Tlalnepantla, Méx.— Aunque los estándares internacionales marcan 72 horas para encontrar a una persona con vida, en el Chiquihuite las labores de búsqueda no se suspenderán y van a continuar mientras la estabilidad y seguridad de la zona lo permitan, pues falta por localizar a la familia que estaría atrapada bajo las rocas que dejó el derrumbe, afirmó Samuel Gutiérrez Macías, coordinador general de Protección Civil del Estado de México.
En la llamada “zona cero”, donde rocas de más de 200 toneladas cayeron sobre al menos cuatro viviendas, y donde estaría atrapada Paola, de 22 años, y sus dos hijos Jorge Dilan, de cinco, y Mayrin, de tres, “vamos a continuar trabajando en la búsqueda”, con el ingreso por goteo de rescatistas de la Marina, Ejército, Guardia Nacional y Protección Civil, quienes ingresan cada hora y media, en pequeñas células integradas por ocho personas.
Justo bajo las enormes rocas que se desgajaron de un talud del cerro del Chiquihuite, rescatistas han colocado 60 toneladas de material para estabilizar la ladera y así continuar con la búsqueda de personas en este punto de la colonia Lázaro Cárdenas Segunda Sección en la zona oriente de Tlalnepantla.
Hasta este lunes, habitantes de 136 casas fueron notificados que viven en zona de alto riesgo, la cual se extiende en un radio de 200 metros, donde 40% de las familias temen dejar sus hogares por temor a la rapiña.
Por ello, el presidente municipal Raciel Pérez Cruz informó que “se han reforzado los filtros de acceso a la zona y se mantiene vigilancia con elementos de la Guardia Nacional, policía estatal y de la Comisaría General de Seguridad Pública”.
“En el albergue atiendo a mi barrio”
La mayoría de la gente que ha salido de sus casas se ha ido a refugiar con familiares, o como Abigail, hicieron maletas para irse a otras de sus propiedades, mientras que cerca de 80 se instaló en albergues habilitados en templos, escuelas y salones de fiestas.
Stephany, de 25 años, recibe en el salón Kamakiri a familias desplazadas por el derrumbe “porque es mi gente, es mi barrio quienes hoy necesitan de nosotros, por eso soy voluntaria”.
María y su esposo llegaron este lunes al salón, donde coincidieron con Esperanza Moreno y su familia, quienes ante la incertidumbre de nuevos derrumbes que ya afectaron sus casas, buscan ayuda para comer y un sitio para dormir, “sabíamos que si nos quedábamos corríamos riesgo”.