.- “Los de Atizapán por tradición somos mechaleros”, porque aquí la gente crecía entre magueyes de ahí el arraigo y el gusto por el tlachicotón, también llamada “ bebida de los Dioses ”, afirmó Arturo Trueba Urban, cronista municipal al hablar del porqué se realizará aquí la segunda edición de la Feria del Pulque el 30 y 31 de octubre.
Pulques
blanco “de ajo” y curados chocolate, mamey, piñón, nuez, jitomate, avena, apio, guayaba y hasta de teocintle que es el antecesor del maíz, así como agua miel, serán parte de la gama de sabores que el visitante podrá encontrar en la esta feria del tlachicotón, que se llevará a cabo el último fin de semana de octubre en la explanada municipal de Atizapán de Zaragoza.
“El Perro Cheche”, “La Pulquería del Norte”, “El Charro Negro”, “Los Pulques Mictlán”, son algunos de los expendios de nautle que participarán en la Feria del Pulque, que se reactivará después de dos años por la pandemia de Covid-19 . Con esta bebida los mexicanos también reciben y celebran la memoria de sus muertos, informó el cronista de Atizapán de Zaragoza.
En la primera Feria del Pulque realizada en 2019, participaron 20 curadores de pulque quienes vendieron cientos de litros de la “bebida de los Dioses”, en lo que fue un encuentro con las tradiciones y el origen de los habitantes de este municipio, porque los de Atizapán “somos mechaleros”, reiteró Arturo Trueba, quien indicó que el mechalero trabajaba junto con el tlachiquero que chupaban el corazón del maguey para extraer el agua miel que al fermentarse se transforma en nautle.
El mechalero sacaba la fibra de la penca del maguey para producir lazos, zacates y costales e incluso para engrosar la maza del maíz para hacer tortillas, en tiempos en que escaseaba la comida en tiempos de la Revolución Mexicana, explicó Arturo Trueba.
“Donde hoy vemos casas y fraccionamientos, como en el cerro de La Condesa sede de la UNITEC, hace algunas décadas aún había extensas magueyeras , incluida la zona del palacio municipal o colonias como Lomas Lindas y México Nuevo, pues este municipio fue “un emporio magueyero”, indicó el cronista.
Incluidas las tres grandes haciendas de Atizapán de Zaragoza, como El Pedregal, San Mateo en lo que hoy es el Club de Golf La Hacienda; la de Sayavedra, donde además de frijol, haba, maíz y remolacha también había magueyes, relató Trueba Urban.
El cruce de ríos hizo que las tierras bajas de Atizapán fueran muy buenas para los cultivos y en especial para el cultivo del maguey , que fue reconocido por su calidad y sabor “incluso de aquí se lo llevaban a Hidalgo y a la Ciudad de México en el tren de Monte Alto”, resaltó el cronista municipal.
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