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La saña con la que maltrataron a los niños de 12 y 14 años torturados y descuartizados en el Centro de la Ciudad de México quedó marcada en sus cuerpos.
Antes de ser descuartizados, su o sus agresores, los golpearon con saña en varias partes del cuerpo, presumiblemente con un objeto.
EL UNIVERSAL
fue enterado de más detalles de la brutal tortura a la que fueron sometidos ambos menores, pero por respeto a ellos y a sus familiares no difundirá tal información.
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El delito se descubrió gracias a que Edgar “Z ”, quien trasladaba los restos de los menores en un diablito , tropezó y dejó al descubierto la evidencia del crimen.
Edgar caminaba sobre la calle República de Chile, casi esquina con Belisario Domínguez, en la colonia Centro de la Ciudad de México, en la noche del 1 de noviembre, el día de muertos en este país.
Foto: CUARTOSCURO
Cateo en un vieja vecindad
En el inmueble marcado con el número 86 de la calle República de Cuba , la policía de investigación realizó un cateo esta madrugada. Así lo cuentan los habitantes del lugar, quienes en las últimas horas y días han visto desfilar a los agentes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México.
Por el ir y venir de los policías frente a una virgen que se observa desde la calle, los testigos se enteraron de que uno de los diableros que ahí vive fue el responsable de trasladar los cuerpos mutilados de los niños de 12 y 14 años.
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El paradero de ambos menores de origen indígena se supo poco después de que el domingo ese hombre fuera descubierto por policías cuando llevaba restos humanos en cajas de plástico a bordo de un diablo, una herramienta para transportar carga. Días después, sus familiares identificaron a los niños.
Ahí, en el segundo piso de la vecindad vivía el hombre al que todos en el lugar conocían por sus nexos con “gente” de la Unión de Tepito, una organización criminal que se dedica al narcomenudeo y las extorsiones en el corazón de la capital mexicana.
Además de la detención de un hombre, extraoficialmente se sabe que en el cuarto hallaron la ropa de los menores y el arma con la que fueron seccionados sus cuerpos.
lr/acmr