Atizapán de Zaragoza, Méx.— Ana María, estudiante de medicina quien quería salvar vidas, terminó muerta dentro de su propia casa, colgada con el cordón de las cortinas de la ventana de su habitación en Condado de Sayavedra. Por este feminicidio fue detenido Allan, su expareja, luego de sostener un noviazgo de control y celos.
Allan y Ana María se conocieron en la secundaria, cuando coincidieron en un viaje escolar a Alemania. Al ir a la preparatoria iniciaron una relación de noviazgo, relata Ximena Céspedes, madre de la joven.
En la audiencia inicial en la que una jueza determinó la prisión preventiva del joven, se reveló que empezaba a ser un noviazgo de celos. Una vez Ana llegó llorando a su casa por un “berrinche” de Allan, quien la celaba si salía, platicaba o bailaba con amigos, por lo que decidió terminar con él. Además, un amigo de la estudiante de medicina informó a los padres de la víctima que Allan manifestaba una conducta intimidante contra ella a través de mensajes telefónicos.
Tras la ruptura, Allan insistió en buscarla, le llevaba regalos costosos y prometió que cambiaría, por lo que Ana María accedió a regresar con él, pero nuevamente tras dos semanas decidió volver a terminar con él, se reveló durante la audiencia por feminicidio realizada ayer lunes en los juzgados de Barrientos, del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México.
Ana María con mucho esfuerzo ingresó a estudiar medicina —en la Universidad Panamericana—, por lo que estaba muy entusiasmada, pues quería salvar vidas y ser cardióloga, motivo por el que no viajó a Europa con sus padres y se quedó sola en su casa, acompañada por horarios de una empleada y un chofer.
Fue por ello que Allan se enteró que su exnovia estaba sola en su casa, y el 12 de septiembre fue recibido por la empleada de la casa cuando él acudió a buscarla: “estaba muy nervioso y dijo que le llevaba un regalo”, pero Ana María aún no regresaba de la universidad.
Al llegar a su domicilio, la trabajadora le informó de la visita de Allan y la joven le pidió que si regresaba que le dijera que no estaba. Sin embargo, la empleada terminó sus labores y salió rumbo a su hogar, avisando vía WhatsApp a la madre de la joven de lo que había ocurrido durante su jornada.
Ximena Céspedes vio el mensaje de su empleada pasadas las 18:00 horas, tiempo de México, cuando en Roma, Italia, ya eran los primeros minutos del día 13 de septiembre, por lo que envió un WhatsApp a su hija para saber cómo estaba, y ella le respondió con palabras que su hija no utilizaba, por lo que intentó llamarla por teléfono, pero Ana María no respondió.
Fue entonces cuando Ximena pidió a un vecino de la misma calle en que está su residencia, que acudiera a su casa a verificar por qué Ana María no respondía, y él la encontró muerta dentro de su recámara.