Más Información
Sheinbaum descalifica reportaje del NYT sobre producción de fentanilo; “no son creíbles las fotografías”, dice
VIDEO: Colombiana que busca escaño en Texas llama a “ejecución pública” de migrantes; dispara contra maniquí como muestra
Muere el periodista argentino Jorge Lanata a los 64 años; fue un referente en investigaciones sobre corrupción en su país
Autoridades emitieron una alerta al detectar la distribución de un mix de drogas adictivo en fiestas rave que se realizan en zonas boscosas de Naucalpan, Atizapán de Zaragoza y Jilotzingo.
Los cárteles están experimentando con cocteles de drogas sintéticas que buscan generar adictos desde las primeras tomas, en este tipo de mezclas y por la clandestinidad de sus laboratorios las dosis pueden ser letales, alertaron autoridades que realizan trabajo en zonas de alto riesgo.
En México “estamos entrando en una etapa crítica” en el consumo de mezclas de drogas como la metanfetaminas y la cocaína, especialmente en zonas turísticas de Quintana Roo, como Cancún; Puerto Vallarta en Jalisco y en el centro del país en la Ciudad y Estado de México.
En esta entidad, especialmente en Naucalpan y Atizapán de Zaragoza, indicaron especialistas que han detectado la proliferación de raves sin ningún control.
Se trata de fiestas clandestinas que se realizan comúnmente en zonas boscosas de Naucalpan, como el Parque Nacional de Los Remedios; en Jilotzingo y en torno a Zona Esmeralda en Atizapán de Zaragoza.
“Las fiestas rave son un mecanismo que asegura llegar a más mercados, uno que es clase media y alta que tiene más poder adquisitivo”, así como a grupos de estudiantes de nivel bachillerato, dijeron fuentes cercanas a investigaciones.
El gancho es la venta de alcohol a menores de edad, que es la puerta de entrada para “el flujo de drogas sintéticas”.
“Estas fiestas se anuncian por Facebook y son por invitación, lo que significa que el grupo detrás de la logística obtiene información personal de los asistentes y muchos son menores”, alertaron.
Muere adolescente
Hugo, de 15 años, murió este fin de semana en una fiesta clandestina en Espíritu Santo, Jilotzingo, paraje aledaño al que jóvenes ingresan por Zona Esmeralda, luego de que bailaba y corría sin control y uno de los guardias trató de detenerlo rompiéndole una botella en la cabeza que habría cortado su cuello.
La fiscalía mexiquense indaga el hecho.