Luego de tres años de búsqueda de su hija, Aidé obligó a los agentes de investigación a ubicar un teléfono en el terreno donde encontraron a la pareja de Natali pocos días después de su desaparición.
No hallaron el celular, pero a centímetros del primer hallazgo sí encontraron los restos de Natali, quien permaneció sepultada ahí por más de 30 meses.
El tortuoso camino que concluyó este jueves, con el entierro de la joven en un panteón en Iztapalapa, se enredó más con numerosas omisiones de las fiscalías capitalinas y de Puebla.
Un fin de semana de enero de 2019, Natali salió de paseo con su novio Víctor. Ese día por la mañana, la mujer de 32 años dejó a sus dos hijos al cuidado de su familia y prometió regresar al terminar una comida a la que asistiría en Puebla. Pero la noche llegó y Aidé entendió que su hija estaba desaparecida.
Los padres y hermanos de Natali rastrearon en hospitales, anfiteatros y agencias ministeriales. En su auxilio, un grupo de madres con hijos desaparecidos orientaron a los familiares para indagar en qué sitios estuvo.
Sólo unos días después de la desaparición de la joven, la familia recibió la noticia de que la Fiscalía de Puebla había hallado el cadáver de Víctor. El cuerpo yacía en un terreno de Huejotzingo, Puebla, y con él también fue encontrado el automóvil en el que viajaban.
Aidé cuenta que, al saber la noticia, supo que su hija podría estar en el mismo sitio. A pesar de que pidió a las Fiscalías de Puebla y de la Ciudad de México que excavaran en el terreno, se negaron a hacerlo: argumentaban que en el lugar no había evidencia de que Natali hubiera viajado a Puebla.
Así, entre cientos de viajes a Puebla y audiencias ignoradas, la madre de Natali, en noviembre pasado, obtuvo la carpeta de investigación que se abrió por el homicidio de Víctor. Era un expediente que permanecía congelado en una agencia ministerial y sin avance.
La mujer encontró a un grupo de jóvenes recién egresados que llegaron a trabajar a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México quienes la ayudaron y accedieron a ir a buscar el teléfono celular. Ahí, en un terreno en despoblado, encontraron los restos de Natali.
Tres años y tres meses después de haber sido asesinada, los restos de la víctima fueron ubicados a 40 centímetros del lugar donde fue hallado el cadáver de Víctor.
"Me la mataron con saña, con un tiro en la cabeza como si fuera una delincuente. Su única equivocación fue enamorarse de quien no era el indicado. Ya la encontré y ahora viene lo más difícil: pelear con un Estado omiso”. Pero esta madre de familia promete no descansar hasta encontrar al responsable.
Cuando se preparaban para dejar el ataúd en tierra con los restos de Natali, la familia recibió el aviso de que esperaran, porque aún faltaban unos fragmentos del cuerpo, los cuales les entregaron en dos bolsas de cartoncillo, y que ahí mismo depositaron dentro de la caja.