A través de sus 100 años de historia, el Zoológico de Chapultepec ha pasado de ser un espacio para la exhibición de animales, a consolidarse como un centro para la conservación de especies, con miras a garantizar la supervivencia de las mismas en las próximas décadas.
En sus inicios, el zoológico más antiguo de la capital era el único lugar en el que los visitantes, artistas e investigadores podían encontrar animales de otras partes del mundo a los cuales en vida silvestre era muy difícil acceder, contó a EL UNIVERSAL Fernando Gual Sill, director general de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre.
Sin embargo, con el paso de las décadas, este espacio ha ido evolucionando, al punto de que ahora incluso alberga un “zoológico congelado”. Se trata de un banco de material genético donde se guardan las muestras de unas 29 especies de animales para procurar su cuidado, entre ellas la del lobo mexicano.
“Se tenían otros objetivos. Hace algunos años se hablaba de los objetivos de los zoológicos modernos que eran recreación, investigación, educación, conservación. Eso ha pasado a un segundo término, hoy en día se promueve que los zoológicos en todo el mundo, incluidos los de CDMX, se consoliden como centros de conservación de la vida silvestre”, dijo el funcionario.
Ahora, el objetivo del zoológico es convertirse en un espacio de conservación de la biodiversidad, por lo que se han sentado las bases para que Chapultepec cumpla esta meta por medio de la investigación de especies, labores de educación ambiental y el banco de material genético.
Marielena Hoyo Bastien, exdirectora del Zoológico de Chapultepec y activista, comentó a esta casa editorial que la sociedad irá “empujando un cambio radical” en la manera en la que se conciben los zoológicos urbanos como los conocemos.
“La sociedad va a exigir un mejor trato, un trato de verdad digno y respetuoso a la fauna y al ambiente, con espacios realmente adecuados y, sobre todo, nada más aceptando el cautiverio de especies que en verdad requieran ese sacrificio para poder sostener en el planeta, siempre y cuando haya un programa como lo hay con los lobos y con el cóndor de California”, enfatizó.
Afirmó que el Zoológico de Chapultepec, al que se refirió con cariño como “mi viejito hermoso”, ya merece “jubilarse”.
“Hoy rechazo totalmente el cautiverio, pero nunca voy a acabar de agradecer las lecciones de paciencia, tolerancia y agradecimiento que recibí de todos y cada uno de los animales del Zoológico de Chapultepec”, expresó.
Previo a cumplirse este 6 de julio el primer centenario del Zoológico de Chapultepec, familias y parejas lo visitaron, como Jona- than y Gisel, habitantes del Estado de México, quienes comentaron que es un sitio especial para “tener una cita” por las áreas verdes y los animales.
La señora Susana Gutiérrez visitó por tercera ocasión el lugar, y afirmó que aunque la primera vez que fue no lo disfrutó tanto porque “había mucha gente”, ahora aprovechó para salir a pasear con su nieto, cuyo animal favorito es el capibara.
El señor Francisco, quien paseaba con una carriola por la zona de pastizales donde habitan especies como las jirafas, cebras, ñus y antílopes, consideró que es “muy trascendente” para los mexicanos que este espacio “que alberga vida” haya llegado a sus primeros 100 años.
Con changuitos de colores en la cabeza, como ya es tradición, cientos de pequeños, jóvenes y adultos visitaron este miércoles el Zoológico de Chapultepec, mientras que algunos comerciantes ofrecían un boleto de la Lotería a propósito de su centenario.
En este sitio icónico de la Ciudad de México no importa el día, turistas y capitalinos acuden para conocer el hábitat del panda, los jaguares, teporingos, jirafas y cada una de las más de mil 200 especies de animales salvajes que alberga.