Después de San Valentín todo se vuelve frescura y juventud. ¡Sí!, querido lector, es momento de olvidar el invierno y anticipar la llegada del calor primaveral con etiquetas ricas en aromas primarios, frutalidad, acidez vibrante…

Pero alejémonos de México, motivo de nuestro último encuentro, y demos paso a una de mis regiones favoritas, la DOCa Rioja . Una y otra vez le he dicho que esta región productiva es mucho más que tintos Reserva y Grandes Reserva; los vinos genéricos son, de hecho, una de las caras más atractivas en esta Denominación de Origen Calificada , la primera de España.

“¿Genéricos?”. Hablamos de vinos blancos, rosados y tintos de primer o segundo año, que conservan sus características sensoriales más primarias. También, de ejemplares que no se categorizan como Crianza, Reserva o Gran Reserva de forma intencional; piense usted en un vitivinicultor o bodega que prefiere respetar la expresión de la fruta más allá del roble y que, por lo tanto, decide renunciar a los periodos de crianza requeridos por la Denominación de Origen Calificada para encajar en dichas categorías de envejecimiento. En resumen: vinos en el extremo de la juventud, dotados de una inigualable frutalidad, frescura y ligereza, ideales para beber en temporadas o regiones de calor intenso.

Del lado de los blancos es necesario apuntar a los típicos ensambles de Viura, Malvasía, Garnacha Blanca y Maturana Blanca, con pequeños aportes de Sauvignon Blanc y Verdejo, como la expresión más primaria y difundida de la DOCa Rioja. Si bien es imposible generalizar su expresión en copa, podemos decir que se trata de fermentados que ofrecen potentes aromas florales, de frutos blancos y cítricos, con ligeros matices herbáceos, acidez vivaz y destellos de amargor. Muchísimos llegan a México. También hay que mencionar a los monovarietales de Tempranillo Blanco, la cepa identitaria más moderna en Rioja, caracterizada por su elevada concentración de aromas y deliciosas notas de plátano, cítricos, frutas tropicales y florales. Fermentados indispensables para celebrar la llegada de la primavera y que, poco a poco, han ido sumándose a la oferta de etiquetas disponible en nuestro país.

Cualquier selección primaveral estaría incompleta sin una buena dosis de rosados, y uno de los aspectos que más me atraen de la DOCa Rioja es su vasta colección de estilos y procedencias. Aquí, literalmente pueden hallarse ejemplares vinificados a partir de uvas tintas (Tempranillo, Garnacha, Graciano, Mazuelo y Maturana Tinta), bien estructurados y potentes en aromas, o nacidos de la mezcla de cepas blancas y tintas, más sutiles en color, aroma y sabor. Entre mis preferidos están los que unen Tempranillo y Viura, elaborados por sangrado y sin prensar.

Más allá de las Grandes Reservas y Crianzas, el vino español goza de jovialidad
Más allá de las Grandes Reservas y Crianzas, el vino español goza de jovialidad

RAMÓN BILBAO ROSADO

($478, en Mercado de Vinos)

Varietales: Garnacha y Viura.

Zona de producción: DOCa Rioja, España.

Vista: salmón pálido, limpio y brillante.

Nariz: deliciosos tonos de cítricos maduros, de naranja y toronja, con un fondo floral muy sutil que evoluciona hacia delicados recuerdos herbáceos.

Boca: fresco y ligero, con acidez en perfecto balance con el alcohol, y un largo y marcado final floral.

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