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Es otoño. Porto nos recibe con paisajes de contraste, una paleta de verdes en sincronía con las hojas de los árboles que mudan de rojos intensos a cafés tostados. Aquí la estación es muy marcada. Fuimos a conocer sobre la región del Vinho Verde en una época en donde ya hay uva en la vid, todo está en proceso de fermentación o bien, en barrica. La emoción y la experiencia de visitar a las bodegas aún sin vendimia es excepcional.
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La viticultura portuguesa está en una etapa de crecimiento, las nuevas generaciones que encabezan las bodegas abren paso para ser vistos con otros ojos, pues no sólo se trata de Alvarinhos , hay un universo por conocer. Los nuevos vinhos verdes llegaron para romper con la idea de que en este país solo produce un blanco low cost con aguja (gasificado). Encontraremos tintos, rosados, espumosos y hasta aguardiente envejecido en barrica de roble.
El territorio
Desde 1908, la región cuenta con Denominación de Origen . Se llama así porque es una de las regiones más verdes del mundo entero. Rodeado de ríos y mon- tañas, con diferentes altitudes, las vides son protegidas del aire del Atlántico en pequeños microclimas.
Seis de la tarde en Quinta da Lixa, momento en el que la neblina baja a los viñedos.
En general el terruño de la región tiene esquisto (una roca rica en minerales) y franjas de granito que absorben el agua dulce y de mar. Al tener muchos días de lluvia al año y altas concentraciones de humedad, la mayoría de las parras crecen en bardo, cordón (ascendente y descendente), aunque hay quien conserva las clásicas ramadas para evitar el contacto con el suelo, disfrutar del aire y que las hojas tengan más contacto con el sol , así como lograr una maduración en la uva con el azúcar, alcohol bajo y acidez equilibrada.
Al tener una complejidad en cultivo, microclimas , varietales y sistemas de vinificación, se subdividió en nueve regiones: Monção, Basto, Lima, Cávado, Ave, Sousa, Baião Amarante y Paiva, respectivamente.
¿Y después del Alvarinho?
En cuanto a las cepas blancas además del ya famoso Alvarinho , quien sigue siendo una de las principales, en esta región cuentan con Avesso, Azal, Arinto, Loureiro y Trajadura. Para tintos están Amaral, Alvarelhão, Borraçal y Vinhão mientras los tintos están Amaral, Alvarelhão, Borraçal y Vinhão. En cuanto a rosados los blends ocurren con Azal Tinto, Touriga Nacional, Espadeiro y Padeiro.
Un blend de Vinhão y Escolha, de Quinta das Arcas.
La apuesta de las nuevas generaciones
Carlos Treixera, enólogo de Quinta da Lixa nos contó que el reto está en lograr vinos más expresivos, con un azúcar residual bajo, acidez en equilibrio con un cuidado en los procesos de fermentación málica y tartárica, con lo cual lograr aromas afrutados.
“En la década de los treintas y cuarentas, la vid se cultivaba alrededor de hortalizas y cereales, ahora realizamos monocultivos. En cuanto a la vinificación, la acidez era más alta que ahora, y por ello la necesidad de carbonatar los vinos y no había paso por barrica”, explicó el winemaker . Por su parte, en Aveleda además de un cuidado por la uva, juegan con el terruño, pues vinifican lotes pequeños de la misma varietal, pero sin mezclar lotes y altitudes, la diferencia está en la mineralidad, nota herbales y florales que presentan en boca.
Soalheiro, una bodega fronteriza con Galicia produce vinos naturales. Foto: Raquel del Castillo
Su presencia en México
Recuerdo que al menos hace diez años tener un Vinho Verde, es decir un Alvarinho era una proeza. Había que llamar a las tiendas y preguntar si había alguna botella en un inventario. La alegría al escuchar un “sí, vengan por ella” era algo para celebrarse. Nuestro país no es un gran comprador de estos caldos portugueses, siendo sus mayores compradores: Estados Unidos, Europa, Asia y Colombia, sí, y mucho más que en nuestro querido México.
Aguardiente.
Nosotros tenemos opciones en el sú- per a precios que van de los 200 a 400 pesos. La cuestión es que al ser una Denominación de Origen desconocida —en este lado del charco—, la oferta se limita a Alvarinhos, uno que otro rosado y espumante, sin olvidarnos de los Oporto. Las bodegas están interesadas en explorar el territorio mexicano y cambiar la percepción de que el Vinho Verde solo es el Alvarinho de baja gama. Hay opciones para comenzar a descubrirlos para que cuando llegue el momento de tener etiquetas más complejas los podamos apreciar y descorchar con el gusto y el valor que merecen. Ojalá que los tintos y espumosos lleguen pronto a por acá.
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