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La fermentación es un proceso común en la naturaleza. Se da cuando microorganismos cambian el estado de un alimento, transformándolo. Ejemplo de esto pueden ser los vinagres, el pan, el yogur o el vino.
Precisamente en cocina es donde más se utilizan estas fermentaciones. Algunos especialistas recomiendan el uso de fermentos para disfrutar de un mejor sistema inmune, la salud digestiva y la ingesta de probióticos que permite una mejor absorción de las vitaminas y minerales. Para que también disfrutes de estos beneficios, aquí te dejamos tres opciones.
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Masa madre
Este es un tipo de fermentación que básicamente incluye dos ingredientes, harina y agua. Funciona debido a que los microorganismos son capaces de descomponer los granos de la harina integral, formando levaduras naturales después de su fermentación. Esto hace que la masa “tome vida” cambiando las características propias, y las del producto final, que puede ser pan de masa madre.
Funciona así: hay que mezclar la misma cantidad de agua que de harina integral, y vaciarlo en un recipiente de vidrio a no más de 20°C, dejamos que pase un día en reposo, cambiamos la mitad de la mezcla y añadimos por partes iguales los mismos ingredientes. Así hasta ir notando que se crean burbujas al inicio, esta es señal de que va por buen camino. Sabrás que está lista cuando tenga un aspecto cremoso, haya burbujas en la parte superior y tenga un olor ácido pero agradable, así como un color café ligero.
Entre los beneficios de utilizar masa madre para hacer pan están un aumento de proteína y antioxidantes, el procesamiento de vitaminas del grupo B, especialmente la B9 de ácido fólico y la B2, riboflavina. Tiene menor índice glucémico y mayor posibilidad de conservarse fresco.
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Soda de jengibre
Esta es una buena manera de sustituir el refresco de una forma saludable. Esta bebida está llena de probióticos al permitir que microorganismos consuman el jengibre de manera natural y se fermente.
Se prepara con tres cucharadas de jengibre picado, tres azúcar y dos tazas de agua natural. En un tarro de vidrio mezcla los ingredientes y reserva tapado con una manta en un lugar donde no le den los rayos del sol. Así, ve añadiendo una cucharada de jengibre rallado y azúcar una vez al día hasta que comiences a notar burbujas en la mezcla. Después de una semana, más o menos, sabrás que está lista al producir un color marrón, burbujas pequeñas flotando y el olor ácido de la fermentación.
Para preparar refresco, “Biorestaurant” recomienda usar 1/4 taza de madre por cada litro de agua, la cual puedes saborizar con limón u otro ingrediente natural. Recuerda dejar esta mezcla en un recipiente con suficiente espacio para que pueda fermentar, si es el caso, y no estalle. Guárdalo en el refrigerador para que se enfríe o usa hielos y estará lista para consumir.
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Kéfir
Este es un alimento que también es rico en probióticos a base de lácteos, levaduras y hongos. Hay muchas formas de consumirlo, pero la más común es, dada su consistencia similar al queso cottage, es acompañarlo en el desayuno con cereales o ensaladas. En su forma líquida, puede sustituir lácteos en postres, usarlo en malteadas o hasta como un dip si se bate.
El kéfir tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, y aspectos que ayudan a mejorar el sistema gastrointestinal, promoviendo un buen tránsito de los alimentos. Además ayuda a regenerar la microbiota del estómago.
Se prepara consiguiendo unos nódulos de kéfir, es decir el hongo resultado. Estos nódulos, se agregan a un tarro de vidrio con leche, se tapa con un paño de tela y se deja reposar en un lugar oscuro todo un día. El resultado es una leche probiótica que, opcionalmente, puedes volver a fermentar.
Para esta segunda fermentación, cuela el líquido de la primera, extrae los nódulos, y vuelve a verter la leche en el tarro, tapa de nuevo y reserva. El resultado se verá cómo el agua y el cuajo se han separado, licua y tendrás una leche lista para utilizar como prefieras. Puedes usar el cuajo también para acompañar más recetas.
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Estas fueron algunas opciones de utilizar fermentaciones en la cocina. Son formas de incrementar la microbiota en el cuerpo, pero también, de cocinar más naturalmente. Prepáralas en casa y cuéntanos cuál te gustó más.
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