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Gran parte de las recomendaciones de lugares y restaurantes se concentran en la zona centro de la Ciudad de México, debido a que ahí se asientan los conceptos más lujosos, innovadores y modernos. Sin embargo, algunos de los restaurantes con más historia y tradición se encuentran fuera de dicha zona y son los tesoros escondidos de los locales, tal es el caso de Antojitos Elsa .
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El secreto de los chintololos
En la alcaldía Azcapotzalco, muy cerca del centro histórico donde se reúnen los chintololos cada sábado para bailar danzón, para hacer las compras en el mercado o visitar la catedral, se encuentra uno los establecimientos que han visto pasar por sus mesas diversas generaciones e historias.
Foto: @antojitos.elsa
Desde hace más de 50 años, Antojitos Elsa ha deleitado a chicos y grandes con su receta familiar de pancita michoacana . De caldo espeso, profundo tono rojizo y lleno de aromas y sabores gracias a la mezcla secreta de especias, es uno de los platillos predilectos para comenzar la mañana de un fin de semana.
Antojitos Elsa abre de jueves a martes, por lo que cualquier día puede ser un buen día para visitar este restaurante. La pancita de res es el plato estrella, ya sea surtida o especial, para los conocedores de las distintas partes de la panza. Para acompañar, las tortillas siempre recién hechas en el comal que recibe a los comensales en la entrada del local.
El menú tiene opciones para todos los gustos, hay quesadilla desde la clásica de queso hasta de guisados como chicharrón prensado o picadillo. Los tacos de bistec y de tripa son otros de los favoritos, o un sope grande y doradito con sus diferentes tipos de salsas.
Foto: @antojitos.elsa
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Los sábados y domingos puedes observar una larga fila de familias enteras que acuden por el almuerzo. En Antojitos Elsa , gracias a sus pancita michoacana, conviven distintas generaciones, abuelos y nietos se sientan a la mesa para disfrutar de este manjar de la gastronomía mexicana .
Las mesas y sillas de color naranja dejan ver un poco de la historia del lugar, con un estilo de las loncherías y antojerías de antaño. Aunque no puedas deja de comer, guarda espacio para el postre, pues no puedes terminar tu visita sin probar el flan napolitano o la jericalla de la casa, doradita por encima y con un interior cremoso.
Este negocio familiar es sin duda una de las joyas del centro de Azcapotzalco y, en sus ollas de barro donde burbujea la pancita , es donde se crean historias culinarias dignas de contar.
Dónde: Esperanza 43, Centro de Azcapotzalco, Azcapotzalco, CDMX.
Instagram: @antojitos.elsa
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